Milo, la famosa bebida achocolatada, tuvo una divertida campaña publicitaria que mostraba personas batiendo estupidos records deportivos: una joven que bajaba corriendo las escaleras para ganarle al ascensor; un entusiasta adolescente que alcanzó a dar 13 pedalazos haciendo cross en la bicicleta de la hermanita; otro que jugaba a la popular veintiuna, pero no con un balón de fútbol sino con una bomba de piñata, logrando la admirable suma de 627 golpes antes de que la bomba tocara el piso. Entre mucho otros ejemplos. Una vez registrado estos logros, el locutor decía: “este es otro record que sólo le importa a él y a Milo”. Pues en Estados Unidos acaba de imponerse una curiosa marca mundial que me pregunto si pudiera ser avalada por la misma campaña. Erin Daye, actriz porno de profesión, sostuvo relaciones sexuales con 1.001 hombres en una sola sesión. “Otro record que sólo le importa a ella y a Milo… y a unos 1.001 desconocidos”.
Esta maratón erótica no es la primera en su tipo, ya ha tenido, si no estoy mal, a por lo menos 5 antecesoras que han ido superándose una a la otra. La señora Daye, decidió batir la última marca, que estaba en 919, y elevarla a la significativa cifra de 1.001 hombres. ¿Qué necesitará la mujer que a partir de ahora intente derrocar a la actual campeona? Primero que todo, no ser de las que le ponen mucho pereque a besar en la primera cita. Segundo, tampoco demostrar prejuicios frente al sexo sin amor. Tercero, preferiblemente debe gustarle el sexo. Cuarto, es imprescindible que sea de las que se ponen altas metas en la vida.
Reflexionemos además sobre la complejidad del reto, para que se lo piense muy bien la próxima aspirante al titulo. Nuestra maratónica protagonista desarrolló su record de la siguiente manera: 1.001 hombres en 15 horas, con un descanso de 10 minutos entre cada hora. ¡Un momento! Aquí hay algo que no cuadra del todo bien. Hagamos los respectivos cálculos: 15 horas x 60 minutos, nos da 900 minutos. 10 minutos de descanso por hora son 150, que se le restan a los 900 dejando tan sólo 750 minutos útiles. Esos 750 los multiplicamos por 60 segundos, para un total de 45.000 segundos, que divididos entre los 1.001 hombres da como resultado 44,9 (según la calculadora, y ella sabe lo que hace). Eso significa que cada hombre tan sólo pudo estar con ella durante 45 segundos. ¡Al fin les hallamos un buen uso a las matemáticas!
¡Pero qué decepción! Visto de esta forma el reto en realidad no es tan admirable. La señora Daye ha pasado de ser una super tiradora, a convertirse en una simple calienta huevos. 45 segundos es casi el tiempo que requiero para ponerme el condón. Claro está que, en honor a la triste realidad, hay hombres para los que soportar los 45 segundos puede ser un reto tan difícil como el de estar con 1.001 personas. De todas formas, el dato acaba de alivianar la complejidad de la prueba, porque la mujer dispuesta a hacerle frente ya sabe que es como se dice popularmente: “la puntica no más”.
Pero señorita, tú que estás absorta en la lectura, si la idea te seduce, ten en cuenta los siguientes detalles: Primero, para llevar a feliz término una empresa como ésta, es necesario que cuentes con tanto apoyo como el recibido por Erin Daye. ¿A que no adivinas quién fue la persona que más la alentó en el proceso? Respuesta: Su propio esposo. Eso es amor del bueno. Él estuvo como un marido fiel alentándola, antes, y durante la prueba. Me parece ver a ese abnegado hombre coreando desde la tribuna: “¡Se vive, se siente, mi esposa sí que puede!”. Qué cuadro tan conmovedor debió ser verlo allí gritando la llegada de cada hombre como si fuera un gol: “¡síííííí, 819, vamos por el otro mija, animo, si pudo lo mucho puede lo poco!”. Y en esos momentos, seguro que volteaba a mirar a la persona a su lado y le decía con orgullo: “¡esa es mi mujer!”. Eso sí, no consigo imaginar qué figura tenía la bandera que debió agitar durante todo el evento.
Segundo dato de interés para que consigas el triunfo. Incorpora a por lo menos una personalidad reconocida que incremente la curiosidad del público por la prueba. En el caso de Erin Daye, contó con Daniel Gómez de Culla, candidato a la alcaldía de la ciudad de Burgos en España por el partido Izquierda Republicana, esto por supuesto, también sirvió de publicidad para el político en su campaña, de quien a partir de ahora se podrá decir cualquier cosa, excepto que no se junta con el pueblo. (Dato adicional, el hombre quedó tan conmovido que le escribió un poema a esta diosa, se titula: “Las mil y una picaflor para Erin Daye”, si quieren búsquenlo en google para que después no digan que invento vainas).
Tercero y no menos importante. La gente suele valorar mucho más las cosas por las cuales paga. Erin, conciente de ello, cobró la módica suma de 50 euros a cada hombre que quiso participar del jolgorio, y ahí se vieron los buenos resultados: la fila para entrar en Erin Daye, fue más larga que la de gente para entrar a la embajada americana.
Así pues, mi querida aspirante al titulo mundial de devoradora, te deseo la mejor de las suertes, y recuerda: “el que ríe de ultimo… no es consiente de que antes de él van otros mil”.
Esta maratón erótica no es la primera en su tipo, ya ha tenido, si no estoy mal, a por lo menos 5 antecesoras que han ido superándose una a la otra. La señora Daye, decidió batir la última marca, que estaba en 919, y elevarla a la significativa cifra de 1.001 hombres. ¿Qué necesitará la mujer que a partir de ahora intente derrocar a la actual campeona? Primero que todo, no ser de las que le ponen mucho pereque a besar en la primera cita. Segundo, tampoco demostrar prejuicios frente al sexo sin amor. Tercero, preferiblemente debe gustarle el sexo. Cuarto, es imprescindible que sea de las que se ponen altas metas en la vida.
Reflexionemos además sobre la complejidad del reto, para que se lo piense muy bien la próxima aspirante al titulo. Nuestra maratónica protagonista desarrolló su record de la siguiente manera: 1.001 hombres en 15 horas, con un descanso de 10 minutos entre cada hora. ¡Un momento! Aquí hay algo que no cuadra del todo bien. Hagamos los respectivos cálculos: 15 horas x 60 minutos, nos da 900 minutos. 10 minutos de descanso por hora son 150, que se le restan a los 900 dejando tan sólo 750 minutos útiles. Esos 750 los multiplicamos por 60 segundos, para un total de 45.000 segundos, que divididos entre los 1.001 hombres da como resultado 44,9 (según la calculadora, y ella sabe lo que hace). Eso significa que cada hombre tan sólo pudo estar con ella durante 45 segundos. ¡Al fin les hallamos un buen uso a las matemáticas!
¡Pero qué decepción! Visto de esta forma el reto en realidad no es tan admirable. La señora Daye ha pasado de ser una super tiradora, a convertirse en una simple calienta huevos. 45 segundos es casi el tiempo que requiero para ponerme el condón. Claro está que, en honor a la triste realidad, hay hombres para los que soportar los 45 segundos puede ser un reto tan difícil como el de estar con 1.001 personas. De todas formas, el dato acaba de alivianar la complejidad de la prueba, porque la mujer dispuesta a hacerle frente ya sabe que es como se dice popularmente: “la puntica no más”.
Pero señorita, tú que estás absorta en la lectura, si la idea te seduce, ten en cuenta los siguientes detalles: Primero, para llevar a feliz término una empresa como ésta, es necesario que cuentes con tanto apoyo como el recibido por Erin Daye. ¿A que no adivinas quién fue la persona que más la alentó en el proceso? Respuesta: Su propio esposo. Eso es amor del bueno. Él estuvo como un marido fiel alentándola, antes, y durante la prueba. Me parece ver a ese abnegado hombre coreando desde la tribuna: “¡Se vive, se siente, mi esposa sí que puede!”. Qué cuadro tan conmovedor debió ser verlo allí gritando la llegada de cada hombre como si fuera un gol: “¡síííííí, 819, vamos por el otro mija, animo, si pudo lo mucho puede lo poco!”. Y en esos momentos, seguro que volteaba a mirar a la persona a su lado y le decía con orgullo: “¡esa es mi mujer!”. Eso sí, no consigo imaginar qué figura tenía la bandera que debió agitar durante todo el evento.
Segundo dato de interés para que consigas el triunfo. Incorpora a por lo menos una personalidad reconocida que incremente la curiosidad del público por la prueba. En el caso de Erin Daye, contó con Daniel Gómez de Culla, candidato a la alcaldía de la ciudad de Burgos en España por el partido Izquierda Republicana, esto por supuesto, también sirvió de publicidad para el político en su campaña, de quien a partir de ahora se podrá decir cualquier cosa, excepto que no se junta con el pueblo. (Dato adicional, el hombre quedó tan conmovido que le escribió un poema a esta diosa, se titula: “Las mil y una picaflor para Erin Daye”, si quieren búsquenlo en google para que después no digan que invento vainas).
Tercero y no menos importante. La gente suele valorar mucho más las cosas por las cuales paga. Erin, conciente de ello, cobró la módica suma de 50 euros a cada hombre que quiso participar del jolgorio, y ahí se vieron los buenos resultados: la fila para entrar en Erin Daye, fue más larga que la de gente para entrar a la embajada americana.
Así pues, mi querida aspirante al titulo mundial de devoradora, te deseo la mejor de las suertes, y recuerda: “el que ríe de ultimo… no es consiente de que antes de él van otros mil”.
compa...ese es el punto de partida de la cronica que te comparti...mi viejo, tenemos destinos comunes o visiones comunes...eso nos hace comuneros?
ResponderEliminaresta muy bueno me puse a chismosear el blog a fondo incontre esto sera que usted la proxima vez no puedes decir en que clase de texto esta tu escrito por favor
ResponderEliminarJa,ja,jaaa. Me queda una duda, ¿ En el equipo de la señora, no había ayudantías en la fila para que los caballeros empezarán a calentar motores?. Digo por eso de los 45 segundos.
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