lunes, 28 de marzo de 2022

LA RELIGIÓN DE A BORDO

 

                                                          (CUENTO)


Ocurrió coincidencialmente que un mismo barco se subieron cuatro representantes de distintas religiones, cada uno muy respetado en su respectiva comunidad, e inevitablemente se presentó la ocasión en que sus ideas espirituales se encontraron. Enfrascados en una discusión teológica cada uno hacía gala de sus vastos conocimientos en dicho campo, la radicalidad de sus disimiles puntos de vista hacía que para los espectadores de tal debate fuese complicado el discernir lo correcto de lo impropio, la única constante en los cuatro puntos de vista era la plena convicción que cada cual tenía en su filosofía. Así pues, cada quien aseveraba que sus ideas constituían el mejor camino para llegar al cielo, contrario a la errada ruta seguida por los otros.

 

Se encontraban concentrados en la disputa cuando de repente se dio una voz de alarma, el barco se hundía y todos debían dirigirse a los botes salvavidas. Los cuatro hombres dejaron a un lado su alegato y se dispusieron a ayudar a los demás. Mujeres desesperadas llevaban en brazos a sus hijos, cada persona hacía lo posible por alcanzar un puesto en los botes, mientras los cuatro hombres unían fuerzas para salvar a sus semejantes sin importar el credo.

 

Lamentablemente los botes no alcanzaron para salvar a todo el mundo a bordo, pero el numero de las muertes fue mucho menor de los esperado gracias a los cuatro héroes, a quienes mientras el barco desaparecía en los abismos del océano se les vio orando abrazados.

jueves, 10 de marzo de 2022

¡NOS PERSIGUE!

                                                     (CUENTO)


--- ¡Acelera papá! --- gritó el pequeño de ocho años mientras el carro recorría veloz la carretera.

--- ¡No puedo ir más rápido, es muy peligroso!

---¡Pero es que nos viene alcanzando!

---¡Tengo una idea para perderle, sujétate!

 

El hombre al volante realizó una maniobra con la que esperaba dar fin a la persecución, llevaban diez minutos intentando deshacerse de quién hábilmente imitaba todos sus movimientos. Al parecer ésta vez lo habían conseguido y redujeron la velocidad sintiendo alivio. El vehículo se deslizaba con cautela a través de las calles sembradas con edificios.

 

--- ¿Dónde esta?

--- No la veo papá, creo que lo conseguimos. Espera a que le contemos a mamá.

--- Yo creo que se preocuparía.

--- ¿Por qué?

--- Tú sabe cómo es ella, de seguro se molestará conmigo.

--- Pero si no es tu culpa que nos persigan, además... --- el niño se silenció de repente al ver que hacia su aparición tras un edificio --- ¡Allí está, vámonos!

 

El hombre pisó suavemente el acelerador y su auto pareció volar por las calles desiertas. La aguja indicaba una velocidad que el pequeño ignoraba, pero se le antojaba eran mil Kph. La mirada del padre se concentraba en la carretera mientras su hijo no perdía de vista a su acosador.

 

--- ¡Más rápido papá!

--- Ya te dije que es muy peligroso, podríamos causar un accidente.

--- Pero es que vamos a llegar a casa y todavía nos pisa los tobillos.

--- Tranquilo, si logramos llegar a casa estamos a salvo.

--- ¡No, si llegamos a casa se quedará esperándonos afuera!

--- Pero se cansará en la mañana.

--- Prefiero no arriesgarme, dale papá, vamos más a prisa, tú puedes.

--- Esta bien, lo intentaremos una vez más, ¿tienes bien puesto el cinturón?

--- Sí señor.

--- Entonces sujétate muy fuerte, veremos si es capaz de igualar esto.

 

El hombre apretó con fuerza el volante y movió la palanca de cambios hasta llevar el auto a una mayor velocidad, lo suficientemente segura para su hijo. El rostro del pequeño expresó emoción mientras sus gritos se elevaban como el rugido del motor.

 

--- ¡Vamos a llegar a casa!

--- ¡Toca la bocina para que mamá salga a recibirnos!

 

El carro irrumpió en el ante jardín emitiendo el constante sonido de su pito. Ambos desabrocharon sus cinturones y descendieron del vehículo sin dar espera.

 

--- ¡Corre papá, corre!

--- ¡Tú también date prisa!

 

La madre alarmada se precipitó hacia la puerta mientras su hijo se arrojaba hasta sus brazos en medio de gritos.

 

--- ¡Adentró mamí, escóndete que allí viene!

--- ¿Quién mi amor? --- preguntó la madre preocupada mientras el hombre ingresaba a la vivienda y cerraba la puerta.

--- ¡Estamos a salvo hijo, lo conseguimos!

--- ¡¿Qué ocurre?! --- preguntó de nuevo asustada.

--- ¡Mamí, nos viene persiguiendo desde hace rato, mi papí venía manejando bien rápido pero no pudimos despistarle!

--- ¿Quién? – peguntó la madre - ¿Quién los persigue?

--- ¡La Luna mami, nos perseguía la Luna!

domingo, 6 de marzo de 2022

EL AVISTAMIENTO

                                                            (CUENTO)



Él nunca había salido de su pueblo, por lo tanto, no conocía mujeres de otras partes, pero eso no le impedía estar seguro de que ella era la mujer más maravillosa de este mundo, lo supo desde que la vio por primera vez seis meses atrás. Ella y sus padres llegaron al pueblo por el mismo motivo que últimamente venían haciéndolo otras familias y una gran cantidad de turistas, los avistamientos de ovnis que frecuentemente estaban presentándose por la región. La romería de personas no disminuía desde que un par de jóvenes dieron a conocer videos en los que claramente podían apreciarse los famosos objetos voladores no identificados que tanto se empeña en negar la NASA.

Por fortuna para él, el padre de ella, hombre muy pudiente, era un completo fanático del fenómeno ovni, motivo por el que quiso desplazarse a la pequeña población, lo lamentable del asunto es que su permanencia allí estaba destinada a no ser muy larga. Consiente de ello él se dio a la tarea de conquistarla desde el primer momento, con la esperanza ingenua de que quizá su amor se hiciera tan fuerte que pudiese obligarles a no marcharse, o por lo menos, con la convicción de hacer de aquellos seis meses los más hermosos de su adolescencia.

Lamentablemente el temido día había llegado, ellos partirían al día siguiente y era muy remota la posibilidad de volver a verse. En vista de lo inevitable dispuso todo para que aquella última noche fuese inolvidable para ambos. Luego de una elegante cena en la que invirtió todos sus ahorros la llevo a un bello paraje que servía también de mirador, era un sitio al que él frecuentemente escapaba para pensar y desde allí podía verse el pueblo entero. Se tendieron sobre una manta para besarse contemplando las estrellas, quién sabe, quizá el destino los favoreciera con la oportunidad de ver algún ovni como homenaje al amor del que se despedían.

El tiempo transcurrió sin que se presentara platillo volador alguno, pero sí llegó lo impostergable, sus padres irían a recogerla a media noche, y exactamente a esa hora allí estaban, puntuales para aquellas cosas como suelen ser los padres. Ella subió al auto tras un largo beso de despedida y juramentos de amor eterno, se ofrecieron a llevarlo a casa, pero él prefirió permanecer allí y no tener que despedirse dos veces. Vio alejarse el auto y se tendió a contemplar la noche mientras pensaba en el amor que se marchaba.

De repente una luz distinta cruzó el firmamento, no podía creerlo, el famoso ovni estaba allí y no tenía con quién compartir aquel momento. Fascinado lo siguió con la mirada y vio cómo la nave, al igual que el carro de ella, desaparecían a lo lejos. Entonces sonrió y comprendió su error. No era la mujer más maravillosa de este mundo, simplemente no pertenecía a él. Ella no vino desde otra ciudad para avistar un OVNI, debió venir desde mucho más lejos para ver cómo eran los humanos.