¿Recuerdan la final de la Copa América en el 2001? Se jugó en Bogotá, y la selección ganadora, por primera vez en su historia, era la colombiana. La gente se volcó a las calles a tocar pitos de carro y bolear maizena. Pero ni siquiera en aquel momento la celebración bogotana fue tan grande como la de estos días en cuanto se notificó la suspensión del alcalde Samuel Moreno. Para los desprevenidos y afortunados habitantes de otras partes que ignoren el motivo de nuestro jubilo capitalino, procedo a explicarles.
Todo se remonta a la época bíblica: Dios decidió azotar a los egipcios con algo que les obligara a dejar en libertad al pueblo judío. Fue aquella la primera ocasión en que la idea de un Samuel Moreno cruzó por su mente. Pero recapacitó y se dijo: “si los ataco con este señor, la humanidad jamás sabrá qué es una pirámide”. Optó entonces por un padecimiento menos cruel, y les envió las 10 plagas.
La idea persistió en su mente a lo largo de los siglos. Varias veces creyó que había llegado el momento de liberar este castigo divino, pero siempre al final se decía a sí mismo: “Yo soy amor, no puedo hacerles esto a mis hijos”, y desistía de inmediato.
Ocurrió entonces que quiso probar algo distinto y dar a un pueblo la opción de elegir por sí mismo su correctivo. Y sabrá Dios por qué (a decir verdad, ni él lo sabe), pero el pueblo bogotano fue quien dijo: “Nosotros Señor, nosotros elegimos este castigo”. Los teólogos especulan que la decisión de la gente obedeció a una intención comunitaria de limpiar sus culpas ancestrales, pero se les fue la mano. El castigo fue más de lo que pudieron soportar, y cayendo todos de rodillas, rogaron a Dios les perdonara su torpeza. Demostrada de esta forma la existencia divina, pues oyó sus suplicas, y destituyeron a Samuel.
Ahora bien, resulta curioso que la palabra “destitución”, no sea la apropiada. Oficialmente, fue suspendido. Sí, así como lo oyen, suspendido. Como en aquella época del colegio en la que por uno pegarle al compañerito lo suspendían por tres días, al cuarto regresaba, y no pasaba nada. Esperemos no sea éste el caso.
Samuel Moreno ostenta el record Guiness a mayor cantidad de madrazos recibidos por minuto durante un trancón. Este hombre logró una utopía de la ciencia ficción: hacer que el hombre viviera en la luna. Cualquier bogotano ya sabe lo que es desplazarse por la superficie lunar.
Nunca el calificativo de “La Atenas Suramericana” tuvo tanto sentido como ahora. Este señor dejó la ciudad en ruinas como en su momento quedó Atenas. Mucha gente especula que hasta que él no encontrara petróleo no iba a dejar de cavar. En facebook han creado grupos alegando, con justa razón, que Samuel es incluso peor gobernante que el Alcalde Diamante de los Simpson. A muchos empleados de la alcaldía los tomó por sorpresa la noticia de esta suspensión, en especial porque la mayoría ignoraba que hubiera un alcalde en turno. Hay quienes recuerdan haberlo visto asomarse por allí a cobrar el sueldo, pero con tan escaso indicio cómo iban a suponer que él era su jefe.
Lo cierto es que la justicia cojea, se sienta a descansar un poco, ve televisión, toma impulso, se levanta de nuevo, cojea otro rato, y por fin llega. Samuel Moreno, no la está pagando, pero por lo menos dejó de cobrarla, algo es algo. Y a menos de doce horas de la suspensión, el presidente Juan Manuel Santos nombró a la ministra de Educación, María Fernanda Campo, como alcaldesa encargada. Me pregunto qué mal habrá hecho esa pobre mujer para merecer aquello. ¿Se imaginan llegar a intentar solucionar ese mierdero? Hagan de cuenta el que debe limpiar las letrinas de los baños móviles empleados en los conciertos.
Amigos ciudadanos, por hoy podemos celebrar, pero se los ruego, cuando Dios vuelva a darnos el papayaso de elegir nuestro castigo, póngannos de acuerdo a ver si elegimos uno que no duela tanto.
Todo se remonta a la época bíblica: Dios decidió azotar a los egipcios con algo que les obligara a dejar en libertad al pueblo judío. Fue aquella la primera ocasión en que la idea de un Samuel Moreno cruzó por su mente. Pero recapacitó y se dijo: “si los ataco con este señor, la humanidad jamás sabrá qué es una pirámide”. Optó entonces por un padecimiento menos cruel, y les envió las 10 plagas.
La idea persistió en su mente a lo largo de los siglos. Varias veces creyó que había llegado el momento de liberar este castigo divino, pero siempre al final se decía a sí mismo: “Yo soy amor, no puedo hacerles esto a mis hijos”, y desistía de inmediato.
Ocurrió entonces que quiso probar algo distinto y dar a un pueblo la opción de elegir por sí mismo su correctivo. Y sabrá Dios por qué (a decir verdad, ni él lo sabe), pero el pueblo bogotano fue quien dijo: “Nosotros Señor, nosotros elegimos este castigo”. Los teólogos especulan que la decisión de la gente obedeció a una intención comunitaria de limpiar sus culpas ancestrales, pero se les fue la mano. El castigo fue más de lo que pudieron soportar, y cayendo todos de rodillas, rogaron a Dios les perdonara su torpeza. Demostrada de esta forma la existencia divina, pues oyó sus suplicas, y destituyeron a Samuel.
Ahora bien, resulta curioso que la palabra “destitución”, no sea la apropiada. Oficialmente, fue suspendido. Sí, así como lo oyen, suspendido. Como en aquella época del colegio en la que por uno pegarle al compañerito lo suspendían por tres días, al cuarto regresaba, y no pasaba nada. Esperemos no sea éste el caso.
Samuel Moreno ostenta el record Guiness a mayor cantidad de madrazos recibidos por minuto durante un trancón. Este hombre logró una utopía de la ciencia ficción: hacer que el hombre viviera en la luna. Cualquier bogotano ya sabe lo que es desplazarse por la superficie lunar.
Nunca el calificativo de “La Atenas Suramericana” tuvo tanto sentido como ahora. Este señor dejó la ciudad en ruinas como en su momento quedó Atenas. Mucha gente especula que hasta que él no encontrara petróleo no iba a dejar de cavar. En facebook han creado grupos alegando, con justa razón, que Samuel es incluso peor gobernante que el Alcalde Diamante de los Simpson. A muchos empleados de la alcaldía los tomó por sorpresa la noticia de esta suspensión, en especial porque la mayoría ignoraba que hubiera un alcalde en turno. Hay quienes recuerdan haberlo visto asomarse por allí a cobrar el sueldo, pero con tan escaso indicio cómo iban a suponer que él era su jefe.
Lo cierto es que la justicia cojea, se sienta a descansar un poco, ve televisión, toma impulso, se levanta de nuevo, cojea otro rato, y por fin llega. Samuel Moreno, no la está pagando, pero por lo menos dejó de cobrarla, algo es algo. Y a menos de doce horas de la suspensión, el presidente Juan Manuel Santos nombró a la ministra de Educación, María Fernanda Campo, como alcaldesa encargada. Me pregunto qué mal habrá hecho esa pobre mujer para merecer aquello. ¿Se imaginan llegar a intentar solucionar ese mierdero? Hagan de cuenta el que debe limpiar las letrinas de los baños móviles empleados en los conciertos.
Amigos ciudadanos, por hoy podemos celebrar, pero se los ruego, cuando Dios vuelva a darnos el papayaso de elegir nuestro castigo, póngannos de acuerdo a ver si elegimos uno que no duela tanto.