jueves, 22 de julio de 2021

ANGELES

                                                              (CUENTO)


A lo largo de su vida varias mujeres habían querido amarle, todas ellas se desvivieron por él en su momento, y en medio de las palabras de amor que le ofrecían llegaron a llamarlo un ángel. Él nunca las escuchó, en el fondo de su corazón las consideraba unas mentirosas por llamarlo así, en caso de realmente serlo no le acometería la tristeza y su alma tendría alas para poder volar.

Ella, a lo largo de su vida también fue el amor de muchos hombres que con el corazón en la mano la llamaron ángel. Los ignoró por considerarlos personas que menospreciaban las dimensiones verdaderas del amor al llamarla así. Los ángeles transforman vidas, tanto ajenas como propias, y su alma carecía de las alas que tanto necesitaba para poder volar.

Hasta que un buen día se conocieron y enamoraron. Vieron en el otro a su propio ángel, pero movidos por un mismo pensamiento se callaron mutuamente la palabra de amor que se inspiraban. Su amor creció y sus almas fueron libres, sólo entonces se dijeron ángel y aceptaron el llamado. Fue así como finalmente comprendieron lo que tanto querían decirles las personas de sus pasados. Absolutamente todos somos ángeles, ángeles de una sola ala que necesitamos del otro para poder volar.


martes, 13 de julio de 2021

MÁS QUE UN AMOR PLATÓNICO

                                                                 (CUENTO)

Sus allegados criticaban lo que, desde su punto de vista, era una enfermiza fijación por aquella mujer, incluso él mismo muy en el fondo lo admitía, un poco con rabia un poco con pena, la sabía más que un amor platónico. Oh, si Platón supiera en lo que se metía cuando dio inicio a su filosofía, no tenía idea de cuántos ingenuos se apegarían a ella interpretándola a su antojo para defender el hecho de contemplar por horas un retrato como si la mujer en él fuese a cobrar vida repentina y agradecer con besos la devoción recibida; como si la sonrisa que unos labios dibujan en la fotografía no fuese la simple expresión facial con que se mira al lente fotográfico justo antes de ser disparado y sí en cambio la sonrisa coqueta que al hombre dirige la mujer en espera de ser pretendida. Y es justamente ésta segunda la que ve un adolescente ingenuo como el que nos es motivo de relato, sin importarle el hecho de que tal sonrisa sea la misma que una modelo exhiba en todos los calendarios que de ella impriman.

Aún consciente de ello las burlas le pasaban inadvertidas. Para él su amor era un hecho real y no la quimera que decían, la sentía tan cercana como los emocionados latidos que su foto le producían. Para sus compañeros sin embargo lo extraño no era la fijación misma como sí en cambio la mujer que la producía. Podrían entenderlo si aquella fuese una Nicole Kidman, varios de ellos por supuesto tenían afiches de famosas divas, uno en especial tenía completamente empapeladas las paredes de su cuarto con los atributos físicos de Shakira; otro menos ortodoxo disfrutaba la imagen impresa de estrellas porno como Kendra Lust y Mia Khalifa. La obsesión generada por éstas mujeres les parecía comprensiva, pero en cambio ella, por la que su amigo suspiraba era vista como un desquicio, una completa extraña, muy bella por supuesto, su amigo tenía buen gusto cuando menos, pero absolutamente nadie la conocía. No la recordaban de película alguna, no era cantante, por lo menos no una reconocida, tampoco la modelo portada de revistas, ni siquiera alcanzaba a ser de esas mujeres que gracias a un Reallity abrazan la fama efímera. Para el mundo que ya de por sí absurdo es, el absurdo radica allí, no en la fascinación por una mujer imposible sino en una desconocida, como si el hecho de que absolutamente todos conozcan su nombre a cientos de kilómetros de distancia la hicieran más alcanzable que una vecina de la que nadie sabe nada. ¿De dónde provenía aquella mujer misteriosa cuya imagen se encargaba de fecundar el corazón de su amigo con fantasías? El único dato es que apareció de repente y por equivocación entre las fotos que mandaran a revelar luego de una excursión.

El establecimiento no supo dar razón del por qué entre sus fotos, las cuales lo mostraban a él en compañía de sus amigos entregados a inmaduras travesuras, aparecieron también la de una mujer que ninguno de ellos conocía. De todas maneras, no era esa la respuesta que quería, lo que buscaba era a la dueña de ese rostro en el retrato. Por algún tiempo aguardó con paciencia sentado en aquel estudio fotográfico a la espera de verla aparecer preguntando por su recuerdo extraviado, pero tras días desperdiciados en vano comprendió que no lo haría. ¿Para qué iba ella a necesitar la foto si tenía su belleza a la distancia escasa de un espejo?

Sus amigos sentían su cordura ya perdida, sobre todo cuando empecinado en defenderla como un amor platónico tan valido como Nicole Kidman y Kendra Lust podían serlo, juraba reconocerla, afirmaba sin la más mínima duda que ella era una gran actriz con no pocas producciones sumadas a su trayectoria; se daba media vuelta y marchaba diciendo en sus adentros: “Qué saben del amor aquellos, cómo hacer comprender a un perro que su hembra no es sólo deseable estando en celo. De absolutamente nada me serviría explicarles que es la mejor actriz del mundo, aunque quizá también la menos reconocida, pero yo que soy su más devoto admirador no me he perdido una sola de sus obras, he sido espectador atento en cada uno de sus estrenos y conmovido siempre por su magistral interpretación. Ella es la mejor actriz del mundo, la he visto protagonizando todos y cada uno de mis sueños”.