(CUADERNO PERSONAL)
El poeta y pensador José Martí
escribió la famosa frase, “Hay tres cosas que cada persona debería hacer
durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Yo le
hice caso, pero como todo en mi vida, empecé en desorden. Primero tuve el hijo,
dos hijos para ser exacto. Acabo de publicar mi primer libro, ahora me falta el
árbol. Pero centrémonos por esta oportunidad en la historia del libro, la de
los hijos la cuento luego, y la del árbol cuando por fin lo plante.
Escribir un libro fue el primero de
mis sueños siendo niño. Otros infantes sueñan con ir a la luna, con conocer a
Mickey, con que su papá los reconozca, etc. Pero el primer sueño que recuerdo
haber tenido, tal como lo leen, fue escribir un libro. A continuación, los
pondré en contexto de por qué un anhelo nerdo a tan temprana edad.
Primero que todo, recordemos que
pertenezco una generación en la que no existía Netflix, es más, no había ni
siquiera televisión por cable, o sí existía, pero en mi casa no teníamos cómo
pagarla. Es decir, en semana yo contaba con señal televisiva apenas desde las 4
de la tarde, y era televisión educativa, ¡tómalo, directo en la arteria de la
diversión!
Segundo, mi abuelita era bastante
sobreprotectora, entonces yo no podía salir mucho que digamos. Y tercero, en mi
casa los libros siempre fueron artículos de primera necesidad. Mi papá estaba
suscrito a una editorial llamada El Círculo de lectores, por lo que mes a mes recibíamos,
sí o sí, un libro nuevo, eso sin contar todos los que él compraba de más. Para mí
la biblioteca nunca fue ese mundo hasta el que mis compañeros tenían que desplazarse
para poder hacer las investigaciones del colegio. Ellos debían destinar una
tarde para ir a la biblioteca Luis Ángel Arango, yo tan solo miraba en los múltiples
estantes de la casa y hallaba el dato requerido. Las enciclopedias por tomos de
la A, a la Z, fueron mi primer google.
El no tener toda la distracción
televisiva de hoy en día, fue suplido por los mundos mágicos a los que podía
viajar de la mano de Julio Verne, Emilio Salgari, Jairo Anibal Niño, y muchos
más, quizá por ello desde que aprendí a leer a los 5 años, libros y cómics se
convirtieron en mis grandes amigos de juegos, y fue desde aquel entonces cuando
empecé soñar con ver mi nombre en la portada de uno de ellos.
Tendría ya ocho años cuando llenaba
cuaderno con palabras ordenadas en lo que yo consideraba poemas, y mientras
escribía uno de ellos, prometí a mi abuelita que algún día escribiría un libro
de cuentos. Le dije de cuentos porque era lo que más leía en aquel entonces.
Al llegar la adolescencia me puse
manos a la obra en pos del sueño. Me presentaba a concursos literarios convocados
por diversas entidades y casas culturales. Escribía cuentos, poemas, ensayos,
incluso experimenté la novela breve. Una y otra vez lo intenté, escribir cosas
para festivales en los que jamás obtuve ni una mención de honor. Persistí y persistí,
pero lo único superior a mi terquedad, fue el rechazo. Y aunque jamás lograba
reconocimiento alguno, escribir era tan innato y necesario en mí, que jamás consideré
dejar de hacerlo.
Con los años tuve la oportunidad de
incursionar escribiendo, por fin con éxito, pero en un escenario completamente
inusual, el humorístico. Allí sí que me sonó la flauta, a tal nivel que empecé
a ganarme la vida con ello y la aspiración literaria “seria” fue quedando
relegada. Me dediqué exclusivamente a ser el comediante que quizá ustedes
conozcan.
Tres décadas después de haberle
prometido a mi abuelita que escribiría un libro de cuentos, la vida me presentó
la oportunidad de cumplirle. Confieso que, si bien ésta ilusión seguía latente
en algún rinconcito de mi alma, no había vuelto a considerarlo como algo real,
por eso al tener la oportunidad no lo pensé dos veces, y hoy, meses después de
una historia que habré de contarles en otra oportunidad, mi libro es una
realidad, una bella realidad que me llevó a presentarlo en la pasada Feria del
libro en Bogotá.
Este texto puede parecer superfluo
pues no detallo a profundidad nada acerca del proceso en su escritura, pero no
era ese mi interés. Tan sólo quería compartirles algo que muy posiblemente no
sabían de mí, y hablando en términos cinematográficos hacer de éste breve
escrito un tráiler para que se interesen en buscar el largometraje, un libro llamado
“Cuentos que ni pa qué le cuento”. Se supone está en las principales librerías del
país, fue editado por Intermedio Editores, sello que comparte casa con Círculo
de lectores, porque la vida es así de bella, estoy vinculado a la editorial que
mes a mes nutría mi hogar con sus libros, hoy quizá puede que en alguna casa estén
recibiendo el mío.
La otra intensión del presente
texto es invitarte a ti, amigo o amiga que me estás leyendo, es muy grande la posibilidad
de que compartamos el mismo amor por la escritura, y puede que tengas por allí
oculta una obra que el mundo necesita ver, porque lo que tienes por decir sé
que es importante. Quiero invitarte a que te animes a escribir tu libro, es
más, quiero proponerte un trato, empieza a hacerlo hoy, yo por mi parte empezaré
a ver en dónde plantar el árbol, no dejemos pendientes en esta vida.