(CUENTO)
Eran una pareja feliz jugando en aquel
paraje solitario, era tal su amor que sentían no existía nadie más aparte de
ellos, aquel se convirtió en su propio mundo. La gente los miraba desde lejos
con rostro sorprendido, pero ellos ignoraban todo e intercambiaban miradas de
cariño. Entre sonrisas emotivas se comportaban como suelen hacerlo los
enamorados, regalándose las estrellas, cómo no hacerlo si las tenían allí, más
cerca.
Sentían que flotaban y no les importaba lo que dijera la ciencia, “quienes aman con el alma se sienten más livianos” sostenían; estaban convencidos de que eran sus besos los encargados de elevarlos. Se hacían de oídos sordos a los gritos proferidos por sus superiores, tampoco prestaban atención a quienes les empezaron a llamar lunáticos. Era así de simple y tierno su noviazgo, una pareja de astronautas que olvidaron no debían mezclar sus sentimientos trabajando.