lunes, 23 de agosto de 2021

EL REFUGIO DE LA TRISTEZA

                                                             (CUENTO)


Un día la Tristeza se sintió tan triste que quiso esconderse de todos para que no vieran su expresión sombría y se dio a la tarea de buscar un escondite para estar tranquila.

Primero se ocultó en la música, pero fueron demasiadas las personas que comenzaron a componer canciones que la descubrían. Entonces se escondió en las letras, pero allí fueron a buscarla los poetas. Se ocultó tras el horizonte, pero existían quienes dedicaban su contemplación a los atardeceres y la veían. Huyó hacia un lugar especificó del cuerpo, pero llegó a ponerla en evidencia el sexo que era tan sólo eso. Fue solo hasta mucho tiempo luego que ella encontró el lugar perfecto donde pocos pensarían que estaría, desde entonces la Tristeza vive en algunas sonrisas. ¿En cuáles? Solo las sinceras saben distinguirlas.

lunes, 9 de agosto de 2021

EL CUMPLEAÑOS DE LA PALABRA

                                                          (CUENTO)


Era el día del idioma, la palabra cumplía años. Allí estaban todas las palabras reunidas para celebrarlo, tenían un pastel de versos y una piñata de significados, el show lo harían unos silencios mágicos y algunas sonrisas complacidas.

Todo estaba dispuesto, especialmente la asistencia, podías encontrar absolutamente todas las palabras en aquella fiesta. La palabra más optimista: “Puedo”. La más hermosa: “Amor”. La más necesaria: “Fe”. La más negativa: “No”. La más fácil: “Sí”. La palabra más corta: “¿Y?”. La palabra más larga: “Esternocleidomastoideo” (si usted conoce otra más larga, lo felicito, espero que ese dato le sea muy útil en la vida). La más difícil: “Otorrinolaringólogo” (dígala tres veces seguidas si es tan berraco). La más culta: “Escritor“ (con no contadas excepciones, por ejemplo, Youtuers que hayan publicado un libro no cuentan como escritores). La más vulgar: “(censurada por motivos de decencia)”. La más fea: (he preferido omitir el nombre de la mujer en cuestión para no herir la susceptibilidad de sus tocayas). La más gomela: “Out” (agradecemos al idioma ingles por su generosa contribución). La más chistosa: “cucurucho” (o por lo menos a las demás palabras les causaba mucha gracia pronunciarla). La más ególatra: “Yo”. La más humilde: “Gracias”. Y la más compleja: “Mujer”.

Llegado al momento de romper la torta todos se reunieron en torno a ella. Cuando de repente, un silencio confundido inundó la habitación. Las palabras se miraron entre ellas sin atreverse a preguntar, hasta que por fin la palabra “Ignorancia”, tan atrevida como siempre, preguntó: “¿Cuál es la palabra que cumple años?”. Absolutamente nadie sabía cual fue la primera palabra pronunciada. La palabra “Olvido”, dijo: “Yo no me acuerdo”. La palabra “Mentira”, dijo: “La primera fui yo”. Pero la palabra “Verdad”, contestó: “Eso es mentira”. La palabra: “Honestidad”, agregó: “Yo tampoco soy”.

Todas especulaban, unas a otras se preguntaban y así mismo refutaban. La palabra “Antigüedad”, aseguró ser la más antigua, cosa que objetó la palabra “Principio”, pues incluso la mas longeva antigüedad gozó primero de un principió. La palabra “Silencio”, razonaba de la siguiente forma: “Si antes no existían las palabras reinaba entonces el silencio, he aquí que la primera palabra, ¿quién si no Yo ha de serlo?”. Pero la palabra “Ruido”, le explicó: “No existían las palabras mas sí el oído, y podía escucharse el ruido, por lo tanto, el ruido y la primera palabra son lo mismo”.  Pero entonces apareció la lógica de la palabra “Nada”: “No hay lugar a dudas en que fui siempre lo primero, ya lo dice la Biblia cuando explica que antes no existía nada”. Fue entonces cuando entró a filosofar la palabra “Pensamiento”: “Retomemos tu expresión para descubrir que la propia aseveración lo explica: no existía nada, es decir, la nada no existía, de haber estado allí, diría, solo nada había”. Confundidos todos dirigieron su mirada hacia la palabra “Sabiduría”, y ésta siempre así de sabia, tan sólo atinó a decir que no sabía nada.

Llenas de congoja las palabras se entregaron a la resignación de ignorar su procedencia, pero entonces escucharon una risa. Aquel que la emitía era el único que sabía, y tras divertirse un rato a costillas de sus amigas, decidió contarles aquello que cambiaría sus vidas, y la palabra “Cuento”, les narró lo que relato a continuación:

“Al principio las palabras no existían, los seres humanos tan sólo se comunicaban con gestos, si querían decirse algo especial lo hacían con abrazos y caricias, y cuando querían expresarlo absolutamente todo, lo hacían por medio de un beso, motivo por el que en aquel entonces la comunicación entre gente del mismo sexo era escasa.

“Una pareja en especial llevaba ya tiempo viviendo junta, por supuesto todavía no existía el matrimonio, pero eran unos felices enamorados que tenían varios años haciéndose compañía. Lamentablemente él cometió un gran error (que no viene ahora a colación), ella entonces, herida en lo más profundo de sus sentimientos, decidió marcharse.

“El hombre al verla alejarse sintió un vacío en su pecho, quería expresar algo que tradujera en un sonido su arrepentimiento, lo más disiente que conocía era el beso, pero ella no le permitiría pronunciar en sus labios un beso nuevo. Fue así que llevado por la desesperación sus labios se movieron y emergió algo de ellos, un sonido extraño recién inventado, una palabra desconocida pero tan sincera que la mujer la entendió sin conocerla, se dio la vuelta hacia él para encontrarse con sus ojos arrasados por el llanto, otra expresión nueva sumada a lo pronunciado. No hicieron o agregaron algo, permanecieron solemnes guardando un minuto de silencio, por el silencio que había muerto. Luego, ella se acerco al hombre arrepentido, le beso y concedió lo que suplicó cuando con la voz entrecortada pronunció la primera palabra, “Perdón”. “

La palabra “Cuento” terminó de hablar, y todas las miradas se dirigieron a la primera palabra, “Perdón” estaba en un rincón, y apenado por su propio olvido les pidió perdón. Las palabras se sintieron apenadas, la primera palabra, aquella tan necesaria, la más difícil de pedir y mucho más de conceder, había sido olvidada. Todas le pidieron disculpas a la homenajeada, y ella tan bondadosa como siempre, les perdonó. La fiesta se reanudó y todas juraron no cometer de nuevo aquel error. Y dieron a la cumpleañera el mejor de los regalos: un diccionario, que es para las palabras su álbum fotográfico.

Así transcurrió el cumpleaños de la palabra “Perdón”, y pido perdón a quien pueda no haberle gustado mi relato. Hay quienes la olvidan, no por ser la primera y más antigua, sino porque los hombres no la citan, y si lo hacen es perfidia, le recuerdan solamente al arribar la hora ya tardía. Tal paradoja indica que la primera palabra suele ser también la última.