domingo, 1 de septiembre de 2013

APRENDICES FUERA DE LÍNEA

(HUMOR)


Esta semana tuve la oportunidad de ver “Aprendices fuera de línea”, comedia protagonizada por Owen Wilson y Vince Vaughn. La trama gira en torno a un par de vendedores que pierden sus empleos al verse arrollados por los cambios de la era digital, es entonces cuando deciden competir como pasantes por un puesto en Google. La película me encantó, no solo por su buen humor, sino por lo identificado que llegué a sentirme, pues como podrán darse cuenta en las siguientes líneas, yo también soy un verdadero aprendiz fuera de línea. 

Al igual que Nick y Billy, los personajes de la cinta, siempre voy tres pasos atrás de cualquier avance tecnológico, por ejemplo, cuando era niño, mis amigos tuvieron que hacerme terapia de choque para que dejara de decirle Atari al Súper Nintendo. O cuando tuve mi primer computador y me dijeron que debía cuidarlo de los virus, vieran el problema de mi primo intentando convencerme de que jamás le iba a pegar la gripa; fueron tres años en los que me abstuve de estornudar cerca del teclado. 

Les juro que he llegado a convencerme de que las palabras Iván y tecnología son antónimas. Sin ir más lejos, soy la única persona en el mundo a quien Green Peace le decomisó un Tamagotchi por considerar mis cuidados maltrato animal. Es tan dramática la situación que las maquinas capaces de hablar ya se quejan de mí. Los cajeros automáticos me presentan un letrero con la opción “¿Está seguro de no preferir que alguien más realice la transacción por usted?”… Y hace poco, colmé la paciencia de un hasta entonces decente GPS que me gritó: “¡¡¡A la derecha güevón, a la derecha!!!” 

En materia de redes sociales, jamás olvidaré la primera vez que oí hablar de Facebook. Éramos quince personas tomando un taller de escritura, y todos, absolutamente todos, hablaban de a qué curioso grupo acababan de agregarse en Facebook. En ese momento me sentí tan perdido como debe sentirse un eunuco viendo los Monólogos del pene. Así que decidí sumarme a la legión de personas que mantienen a Mark Zuckerberg, y no contento con ello, quise recuperar el tiempo perdido agregándome a cuanta red social hallara: Hi5, Sonico, MySpace, Badoo, pero tuve que cerrarlas porque me parecía a los manes que dejan hijos por ahí regados, muy de vez en cuando pasaba a echarles un vistazo. Hasta que llegó Twitter, y otra vez, todos hablaban de algo que yo desconocía; claro que en esta ocasión sí supe integrarme y ahora parezco un pitufo, jamás me despego de mi pajarito azul. 

En resumen, al igual que los amigos de la película, enfrento el desafío de estar al día en materia tecnológica, cosa que dudo ocurra porque todo lo futurista me odia, no me extrañaría que Terminator venga del futuro a vengar todas las maquinas que he dañado por no saber usarlas. Y si la matrix existe, es tal mi rivalidad con la tecnología, que vean, ni los robots han podido programarme de manera que parezca saber alguito.