martes, 20 de septiembre de 2022

EL CAZADOR Y LA BESTIA

                                                                 (CUENTO)


En aquel onírico mundo, el cazador ha perseguido a la bestia por años, casi tantos como los que llevan las penas acompañando al humano. Ha visto todo el daño del que es capaz, ha sido testigo impotente de las vidas que la bestia destroza y deja atrás. Sólo él la conoce tanto, aunque su odio por la misma lo comparten tantos. Sabe el modo exacto en que sus víctimas padecen, el rito cruel que la bestia repite sin descanso: Las hace vulnerables justo antes del inmenso daño, les despoja de todo aliento, les roba el más audible de los gritos y el más silencioso de los respiros, les extrae la vida en segundos que la agonía convierte en años. No les da la muerte justa que sería aquella rápida y definitiva; les da la muerte lenta, esa que se anuncia en llantos irreparables, que se hace viva y daña, que engaña y se hace muerta, que se aferra a la sangre entre las venas y como el más siniestro de los vampiros les desangra desde adentro. Así es la bestia y no termina, se aleja luego dejando llagas que duelen si se curan, dejando una vida que se muere si resucita.
 
El cazador nunca le ha tenido a su merced, tampoco ha estado ante la siniestra presencia que se asemeja a las ausencias. Tan sólo ha visto de ella esa huella pérfida, esa huella desastrosa que jamas borra la arena. Siempre llega el cazador cuando no vale la pena, su misión es atrapar la bestia, no reconfortar a quienes son su presa.
 
Ésta vez la siente cerca, se apresura en alcanzarla, incluso puede olerla. Llega entonces sólo para ver de nuevo la triste escena, una vez más de las tantas miles. Un alma derrotada yace herida y patética agoniza. El cazador llora su derrota, la bestia sigue libre y él se mantiene aún en sombras. Se sienta para aclarar su mente en tanto maldice su suerte, susurra por lo bajo el juramento que se hizo desde antaño, “Maldita bestia a la que llaman Desamor, empeñaré mi eternidad porque un buen día tu noche perpetua ya no amanezca”.

16 comentarios:

  1. Mi querido Iván cada día me enamoro más de tus escritos, este cuento lo leí mentalmente pero con tu voz, gracias por hacerme feliz con tus textos... No veo la hora de tener en mis manos el próximo libro, tan ansiado y esperado por mi, abrazos y bendiciones

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  2. Experimentar la bestia desde el punto de vista del cazador, era lo normal, lo obvio; sin embargo, y sin saberlo, estuve del lado que la alimenta, le di fuerzas para herir una vez más. Nunca se planea, pasa diferente para cada protagonista. Un abracito ❣️😁 Iván muy lindo.

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    1. No sabes lo bonito que es para uno como autor ver las reflexiones que pueden suscitarse a par de un texto que se escribió con cariño. Lamento que aparezca como comentario anónimo para haberte dado las gracias con nombre propio.

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  3. Fui víctima de la bestia hasta que decidí convertirme en el cazador bendiciones excelente historia

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  4. Hay muchos tipos de bestias, o será la misma con disfraces diferentes, la verdad es que si uno despierta de esa noche eterna se convierte en cazador y ya nunca más se olvidará de llevar las armas a punto.
    Saludos Iván, siempre un placer leerte.💚🤍💚

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  5. Ufff que cuentas la verdad es muy entretenido cuando más encarretada estaba plum el final gracias Ivan

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  6. Demasiado!!!! Una excelente lectura Ivancito, eres el más teso

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  7. Es espectacular, tiene un estilo muy Borges. Felicidades

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  8. Mi querido Iván, cómo siempre un gusto leerte.
    Ver la intriga que le pones a situaciones cotidianas es dulce para la mente.
    Espero el próximo.

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  9. Excelente reflexión para indagar si en el camino q recorremos somos bestias o cazadores👏

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