(CUENTO)
Exhausto, luego de un largo día en el
trabajo, solo pensaba en acostarse y descansar, quería dormir como nunca antes
lo había hecho y disfrutarlo como si estuviese prohibido hacerlo. Si una jornada
de trabajo parecía durar treinta horas, se encargaría de que ocurriera lo mismo
con las horas del sueño. Bebió algo, se lavó los dientes, vistió su pijama y se
dirigió a la cama. No hubo terminado de poner la cabeza sobre la almohada
cuando sus ojos comenzaron a cerrarse sosegados por las suaves caricias de
Morfeo, pero un instante luego sus oídos fueron incomodados por un ruido
molesto, era el zumbido intenso de un zancudo.
Al principio intentó ignorar al intruso,
pero al cabo de un momento el zumbido se hizo insoportable, su primera reacción
fue la de agitar las manos pretendiendo alejarlo, pero el ingenuo intento no
dio resultado. Procedió entonces a dar unas cuantas palmadas al azar para ver
si podía aplastarlo, pero por la forma en que se intensificó el zumbido podría
decirse que el insecto interpretó la treta como un aplauso para adularlo.
El hombre se cubrió el rostro con la
almohada, pero al ser incapaz de respirar no se mantuvo así por más de treinta
segundos. Lo intentó con las cobijas, pero transcurridos quince minutos se hizo
insoportable el calor debajo de ellas. Desesperado con la situación decidió
ponerse en pie y prender la luz, buscó al insecto por toda la habitación, pero
fue incapaz de dar con el bribón, asumió que se había marchado y contento con
ese pensamiento se dirigió de nuevo hacía su lecho.
Estaba a punto de sumergirse nuevamente
en el océano de los sueños cuando lo incomodó el inconfundible sonido con que
se manifestaba su enemigo, poseído por la furia encendió una vez más la luz,
pero en ésta ocasión lo hizo para golpear las paredes con un trapo, estaba
decidido a sacar al malhechor insomne de cualquier rincón, su maniobra
desesperada rindió frutos pues de repente vio al nocturno visitante volando a
escasos centímetros de su brazo, le arremetió con su arma improvisada con tan
mala fortuna que lo único que obtuvo fue presenciar la extinción de la luz
mientras se rompía el bombillo que lo alumbraba.
Unos minutos luego terminaba de recoger
los vidrios esparcidos por el piso. Al bombillo caído en batalla le reemplazó
con el que retiró del baño, y cuando su cuarto se iluminó de nuevo se dispuso a
dar por terminado el conflicto con aquel merodeador malsano. Trajo su veneno en
aerosol y comenzó a rociarlo por toda la habitación, pero con el aire enviciado
debió cerrar la puerta y retirarse a dormir en la sala. Recogido en el sofá y
mientras aguardaba a que esta vez nada interrumpiera el descanso que tanto
necesitaba, sonreía con la ironía que le dictaba un pensamiento muy cierto, “a
veces permitimos que una pequeñez nos robe el sueño”.
Bonito cuento. Se lo leeré a mi hijo, de vez en cuando. En la pubertad ven mosquitos por todos lados. Saludos Ivan, sigue escribiendo así.
ResponderEliminarJejeje, así son nuestros chicos!! Me alegra mucho seguir teniéndote aquí como una visitante frecuente de este blog, personas como tú que están pendientes de mis escritos me motivan a seguir escribiendo. :)
ResponderEliminarWow que final tan inesperado, que envidia esa facilidad de crear historias
ResponderEliminarDejamos que los malos momentos se queden en nuestra cabeza en vez de olvidar perdonar y tratar de tener un real de descanso y sentir paz... Iván gracias
ResponderEliminarHola Iván, una historia que en algún momento todos hemos vivido con una excelente reflexión, que nada perturbe nuestro sueño, bendiciones.
ResponderEliminarHay sagrado rostro estaba atrasada en la lectura, pero ya me puse al día, me encantó el cuento y aún más el cierre que le diste durante toda la vida desde que empezamos a tener uso de razón, se presentan muchos "zancudos" que nos tienden a robar el sueño y la tranquilidad, y eso suele ser porque les damos más importancia y con ello el poder de molestarnos de cualquier forma.
ResponderEliminarAbrazos y bendiciones para ti y tu hermosa familia 🤗🥰
Tremenda reflexión Ivancho
ResponderEliminarJajajajaja nunca se imagina uno el final y termina siendo semejante mensaje!!!!
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