(CUENTO)
Antes de que leer el cuento permítanme contextualizarlos acerca del mismo. Hace
muchos años, una de las revistas culturales a las cuales me hallaba suscrito, no recuerdo si Arcadia o Mal Pensante, traería por primera vez a Colombia a Irvien Welsh, escritor escoces que saltó a
la fama por su novela Trainspotting, adaptada luego al cine por Danny Boyle.
Dicha publicación realizó un concurso para conocer a la celebridad literaria, consistía
en escribir un cuento de tan solo una página basado en algún personaje de su
obra; yo lo hice eligiendo al más obvio, Renton, interpretado en la pantalla
por Ewan McGregor. Por supuesto no gané, pero hoy, tanto tiempo después, quiero
compartirles mi cuento perdedor.
DIATRIBA DE RENTON
Hola, soy Renton. ¿Me recuerdas? Qué pregunta tan estúpida. Claro que me
recuerdas, cómo podrías olvidarme si el silencio es utopía entre nosotros…
¿Cómo?, ¿que no quieres hablar en éste momento?... Ohhh, Irvine, Irvine, Irvine.
Me temo que esta conversación no depende en lo absoluto de que quieras tenerla
o no… No me hagas reír, ¿crees que al dejar de escribir me silencias? Déjame ilustrarte
al respecto. Muchos piensan que los escritores hablan a través de sus personajes;
se equivocan, somos los personajes quienes tomamos prestados a los escritores para
hablar a través de ellos… Lo siento, pero es así. No fueron tus dedos sobre el
teclado los que hicieron expresarse a mis labios sobre cuánto apesta Escocia.
No. Fueron mis labios deambulando por tu pensamiento quienes te hicieron mover
los dedos para que expresaran cuánto apesta ser escocés… Sí, porque ser escocés
apesta, incluso siendo un héroe, William Wallace murió por serlo; cuán larga y
placentera existencia habría tenido naciendo italiano, holandés, o incluso ingles;
podría haberse dedicado al noble oficio del verdugo, actuando en el drama teatral
de la decapitación, pero con un rol mucho mejor del que debió interpretar… En
efecto, también fui yo quien decidió volverse adicto. No me digas que te
atribuías la autoría de mi adicción. Siempre me ha causado gracia ese desvarío
de los escritores que los lleva a creerse el dios regidor de los destinos en
sus cuentos y novelas. No fue Shakespeare quien llevó el veneno a los labios de
Romeo, fue él quien le anticipó que lo haría. No fue García Márquez quien
imaginó un Macondo, fueron los Buendía quienes lo invitaron a vacacionar durante
años a su pueblo. No fue Cervantes quien desquició a don Alonso Quijano, fue el
Quijote quien en un acto bondadoso permitió al manco acompañarle en sus
andanzas como silencioso y fantasmal testigo. Pero dejemos el parloteo y demos
paso a mi sucinto mensaje. Irving Welsh, con la fama de escritor que bien supe darte,
quiero que transmitas un mensaje avizor a las actuales generaciones: en ésta
dimensión por la que me muevo hay varios amigos míos, personajes que en tu
mundo no han nacido. ¿Por qué? Porque los seudo escritores se han quedado
sordos a nuestras palabras. Cuéntales que millones de personajes con sus
respectivas historias estamos agazapados en la inexistencia… Tu pregunta es
lógica. ¿Quieres saber por qué es que tú sí logras escucharme? Muy sencillo,
porque alzo la voz para ser escuchado. ¿Y por qué lo hago? Porque como dije al
final de Trainspotting: elegí la vida.
Parcero creo que perdió por que no fue un cuento si no in monólogo jejejeje
ResponderEliminarjajaja, muy buen punto, no lo había pensado así.
EliminarOye esto merece un acontinuacion
ResponderEliminar"Muchos piensan que los escritores hablan a través de sus personajes; se equivocan, somos los personajes quienes tomamos prestados a los escritores para hablar a través de ellos..."💋💋
ResponderEliminarJacqueline, me encanta cuando citas el pasaje que te gustó.
EliminarMIRE QUE HACIÉNDOLE UNAS PEQUEÑITAS MODIFICACIONES ENCAJARÍA SUPER BIEN EN LO POLÍTICO.
ResponderEliminarME ENCANTO EL TEXTO
ATT: ANA MARIA BUSTOS PALENCIA
Eliminarjajajja, qué buen comentario Ana Maria.
EliminarNo ganaste pero fue un muy buen relato 😁
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