Siempre
se ha dicho que DC y Marvel son los bandos que dividen al universo geek, puede
ser, pero el mundo de los coleccionistas tiene otra división: los que sacan sus
artículos de la caja, y los que no. Orgullosamente pertenezco a los primeros y
me desconciertan los segundos. Aunque en teoría nos gusta lo mismo, en la
práctica resulta muy distinto. Lo pondré de esta forma: a ambos nos fascina el
sexo, pero unos lo practicamos a nivel físico, otros lo prefieren telefónico.
Tengo
amigos dueños de enormes colecciones, fue esta afición la que nos unió; pero un
considerable número de ellos conserva sus piezas en las cajas, es esta
característica la que nos separa. Cuando voy a sus casas y veo todos esos
juguetes de la misma forma que lucían en la tienda, me siento entrando a un
local de San Andresito, todo parece intacto para la venta, incluso ellos mismos
se ufanan con el argumento: “Si lo sacas de la caja pierde su valor”. Yo los
saco de sus cajas porque me importa un carajo cuánto queden costando una vez
los haya destapado, una colección personal es algo que no debería ser
considerado por su valor su futuro, para eso mejor invirtamos en finca raíz. Que
alguien compre un apartamento pensando en cuánto le ganará al cabo de unos
años, es un negocio. Si aplicas la misma filosofía a tus cómics, estatuas,
figuras de acción, etc, eres un inversionista, no un coleccionista. De mi
colección tan sólo me preocupa el qué será de ella después de mí, ¿y cómo
enfrento dicha preocupación?, convirtiendo dichas posesiones en herencia
verdadera, haciéndolas para mis hijos algo valioso, no por su precio, sino por
las mismas razones que lo son para su padre.
Amo
el olor de un juguete cuando se destapa, amo sentirlo, apreciar sus detalles,
sostenerlo en mis manos, darle vida acomodándolo en posiciones imponentes o
divertidas, tomarles fotos y crearles un álbum, divertirme con ellos no solo al
momento de adquirirlos. Odio verlos en esa rígida posición eterna donde parecen
un dibujo para clases de anatomía humana. La caja es una tumba, y como tal, al
estar en ella, descansan en paz, destaparlos es hacer que se levanten de entre
los muertos y sean eternos de acuerdo a cómo los cuidemos. Tener una figura de
acción y no sacarla de su caja es tener un automóvil lujoso y nunca conducirlo,
es comprar un libro y jamás leerlo, es tener una novia hermosa y nunca
desnudarla… Es tenerla como Nacho Vidal y sólo usarla para orinar… Ok, esta última comparación no aplica, pero fue divertida.
Yo
veo a los juguetes como me los mostró Toy Story. Me gusta soñar con que a media
noche, cuando nadie las ve, todas mis figuras descienden de las repisas en que
reposan, y juegan, y son felices. Un juguete en una caja está condenado a un
eterno encierro, son juguetes tristes, son el niño que castigado en casa se
limitaba a ver desde su ventana cómo los demás jugaban. El juguete en la tienda
es la mascota en espera de una familia que la adopte, cuando alguien lo compra,
el juguete sonríe, halló un hogar, o eso cree, porque llega a la nueva casa,
pero su vida no cambia en nada, seguirá encadenado a una caja.
Los
coleccionistas, todos, sufrimos el pecado de la avaricia, siempre queremos más,
jamás tendremos esa figura que nos haga decir: “Ya no compro más, esta es la
definitiva”. Pero tener cosas en caja, por más bellas y geeks que sean, tarde o
temprano te llevarán protagonizar un capítulo del programa “Acumuladores
compulsivos”. Quienes sí las destapamos, contamos con mayor espacio, la gente
puede llegar, acercarse a los juguetes y contemplarlos, es un museo lo que
estamos creando.
Por
supuesto no pretendo cambiar la mentalidad de los Toy Box Boys, siempre nos
miraremos desde distinta orilla, lo importante es disfrutar el sonido que
arrastra el río. A los dos nos gusta el fútbol, pero a cada quien distinto
equipo, lo importante es gozar el partido y salir abrazados del estadio hayamos
ganado o perdido. Por eso mi más preciada colección sigue siendo la de amigos,
los colecciono de todo tipo; tengo los que piensan como yo, y tengo los que
piensan distinto, me divierto igual con ambos, aunque en casa de algunos me
sienta como en local de San Andresito.
Escrito para la Revista Mall Pocket, edición 44.
De acuerdo en que se ven mejor afuera, aunque yo aun tengo unas en cajas, las que estan bien hechas y dejan ver la figura le dan un plus, peor por ejempl las NECA que son sencillitas no ofrecen mucho y se ven mejor afuera de la caja.
ResponderEliminarEstoy parcialmente de acuerdo... es verdad que fuera de las cajas siempre se verán mejor, pero hay algunas que se ven muy pero muy bien en sus cárceles de plástico. Aunque eso también depende de la marca. Por ejemplo una Hot Toys no puede quedarse en su caja eternamente (a pesar de que las cajas son perfectas y preciosas), pero una SH Figuarts se ve muy bien encerradita... Pero como dijo el racista, "para gustos los colores".
ResponderEliminarYo guardo muchas en sus cajas, pero mas porq las mismas cajas son lindas, vienen con grandiosos diseños y x eso me gustan, si sacara el juguete, la caja sola se veria tonta, pero los q vienen en cajas no tan llamatovas si los saco d su empaque, nunca he pensado q en el futuro las venda y me tape en plata realmente
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl placer es sacarlas. yo tengo una en empaque porque hay empaques que son fabulosos (gemelos fantásticos). Al final igual que la monalisa, no se supone que duren para siempre
ResponderEliminarExcelente artículo yo estoy 100% de acuerdo contigo, cuando mis figuras salen de sus cajas cobran vida y no pierden valor ya que este se los otorgó yo como coleccionista!!!!
ResponderEliminarDejarlos en la caja es como mirarlos desde la vidriera. Comparto la idea de disfrutarlos y si querés, guardar las cajas. Coincido en que hay que disfrutarlos y jugar con ellos. Si los querés para contemplarlos miralos en la juguetería. Guardarlos en las cajas y exhibirlos en vitrinas me parece frustrante. Pero supongo que otros encuentran la sola posesión y acumulación como felicidad y si es así, está perfecto tambien.
ResponderEliminarMuy buen texto Iván.
que bonita reflexión que deja a lo ultimo es que yo la estaba leyendo y criticando de que si hay personas así que dejan las figuras en la caja pero cuando vi esa moraleja me sorprendí total que bonita pero muy bonita moraleja las dos me encantaron la de tory story y la de colección de amigos uy Ivan eres muy buenoo y ese cerebro tuyo es una mina de oro
ResponderEliminarExcelente explicación! Sigue con tu museo en casa 👏👏👏
ResponderEliminarIvan concuerdo con todo lo que escribiste y aunque soy un coleccionista relativamente nuevo soy de los tuyos, no soporto ver cada figura en su encierro a la cual fue condenada al nacer, asi que igual q tu disfruto los saco de las cajas y el olor a nuevo es fantastico. Un abrazo mi Hermano.
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