(HUMOR)
Son
muchos los chistes que se hacen en las redes sociales acerca de Amparo Grisales
y su edad. Personalmente he resistido la tentación de sumarme a ellos porque no
hallo factor de burla en la edad de una persona, pues inevitablemente todos hemos
de llegar a ella, o por lo menos eso esperamos. Lo que sí se me antoja risible,
es la negación a aceptar su condición de adultez extrema. Tanto se aferra a la
idea de la veinteañez lejana, que tengo entendido duerme en una lata porque se
cree una sardina.
Ejemplo
de su obsesión, es el problema presentado con Revertrex, producto del que es su
actual imagen. Un suplemento vitamínico al que el Invima señala de ser ofrecido
mediante publicidad engañosa, pues acompaña imágenes de la diva con promesas de
ser fuente de la eterna juventud. ¿Fuente de la eterna juventud? No fue capaz
de encontrarla Indiana Jones seguro iba a hacerlo Amparo Grisales.
Cabe
recalcar que, el Invima aclara: “Revretrex es un dietario que no ofrece ningún
riesgo para la salud”, tan sólo están exigiendo a Intermarketing Express, empresa
importadora del producto, ajustar a la normatividad sanitaria vigente toda la publicidad
y etiquetas con las que se comercializa, no es más. Obvio, de estas pequeñas
infracciones es inocente la Grisales, ella tan sólo está haciendo su trabajo
como imagen de la marca. Así pues, esta no es una crítica, ni al producto, ni a
doña Amparito. Disculpen si le digo doña, pero por más buena que esté, soy
incapaz de no tratar de doña a una señora de su edad. El verdadero blanco de
éste articulo, es aquella picara tirana que nos asalta a diario: la publicidad
engañosa.
El
reinado de la publicidad engañosa lo ostentan las mujeres. Tranquilas, no se
ofendan que no son todas. Pero es publicidad engañosa cuando uno sale del bar
con una mujer espectacular, digna de portada de los 14 cañonazos bailables, para
encontrarse luego en el motel con una masa amorfa que tras quitarse la faja
deja caer toda su fisionomía al suelo.
Los
siguientes en el ranking, son los productos de tele ventas, no alguno en
particular, sino el concepto general, pues la mayoría rematan sus anuncios
señalando que, en caso de no vernos satisfechos con el artículo adquirido, nos
garantizan la devolución total de nuestro dinero. Si eso fuera cierto, no
tendría tantos amigos con supuestos mecanismos adelgazantes apiñados bajo la
cama. Jamás me ha tocado el primero que me diga: “Ivancho, camine y nos tomamos
algo con la plata que me devolvieron del Hyper termo faja reductor 3600HK”.
Otros
reyes de la publicidad engañosa, son por supuesto, los bancos. Nos atraen con
comerciales que de manera épica invitan a creer que los sueños sí pueden
hacerse realidad. Pero no sé si ellos creen que el sueño promedio de un
colombiano es decir emocionado: “¡¡¡Síííí, me están cobrando tremendos
intereses, voy a terminar pagando 3 veces el valor de la casa durante 40 años!!!”
Y si de engaños publicitarios se trata, no
podemos dejar de lado a los políticos. Es tanto lo que ofrecen en campaña y tan
solo superado por lo que incumplen ya posesionados, que yo propongo, a cada concejal,
senador, alcalde, gobernador y presidente electo, apadrinarle con una persona
cuya única función sea vivir susurrándole al oído: “¿Se acuerda que usted prometió
esto? ¿Recuerda haber jurado no hacer aquello?” etc, etc.
Pero
por mucho que nos quejemos, no queda más remedio que creer en ella, la
publicidad; la única capaz de sugerirnos lo que considera mejor para nosotros.
En ese honesto orden de ideas, les sugiero no dudar jamás, por ningún motivo, bajo
ninguna circunstancia, y creer ciegamente, en el cartel teatral que anuncie: “¡Venga
a ver a Iván Marín, reirá de principio a fin!”
Si deja de reír se le devolverá el dinero? ¬¬, =) weon sos genial jajajajaja ojo con las fotos, recuerda a tu amigo Lleras :).
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