Empiezo con una sencilla confesión: jamás he salido de Colombia. Mi pasaporte está virgen de sellos, y si tengo millas acumuladas, es porque en taxis y busetas han tenido la gentileza de sumármelas. Pero es precisamente este encierro patrio el que me ha conducido a imaginar, con fervor, la agenda de actividades que pondré en práctica el día en que tras haber ganado la lotería, me dé a la aventura de recorrer el mundo.
Primero, viajaré a Perú, pues a juzgar por los recuerdos que conservo de las épocas reinantes de la Peru-bólica, los cánones locales de belleza pueden elevarme a la condición de Brad Pitt. No es por nada, pero comparado con los panelistas habituales de la Señorita Laura, soy un Adonis completamente desaprovechado. Esta primera estación con su respetiva terapia motivacional me pondrá de un ánimo propicio para el resto de mi periplo.
Luego, iré a Brasil para disfrutar el carnaval de Río, ya es justo, pues lo único que he hecho en río es el paseo de olla. Aprovecharé mi estadía para aprender a bailar, quiero moverme con la samba y no con el mal de sambito. Después, me voy para la Argentina, pero no creo que conozca el estadio de Boca, prefiero conocerlo de Ojo. De ahí, voy a Venezuela, donde dicen que la tierra da tanto petróleo que ya hasta crecen árboles petroleros. En este país cumpliré uno de mis sueños de infancia, conocer el barrio donde tantas veces hicieron llorar a la hermosa pero siempre sufrida Cara Sucia.
Como sufro de miopía, inmediatamente sigo hacia Cuba, el mito en torno a sus médicos es tal que, he escuchado, son capaces devolverle la vista a un barro ciego. También quiero averiguar sobre la técnica de criogenización que han venido implementando en don Fidel. Y por supuesto, no desaprovecharé mi estadía para comparar y comprobar qué tan cubana es la avena que venden en Colombia.
Más tardecito, me voy para México, dónde planeo averiguar por qué hay un programa que se llama Rebelde y no lo protagonizan Zapatistas. Ya entrados en gastos me daré a la tarea de resolver otras inquietudes de índole manito: ¿Qué clase de sexo practican en Culiacán? ¿Es por culpa del ají que Speedy González alcanza esas velocidades? ¿Si hay un estado Chihuahua, habrá alguno French Poodle? Y, de ser posible, revelar el mayor de los misterios, ¿qué tan buenos jumentos son los burritos mexicanos?
En Estados Unidos la cosa es más demorada. Debo descifrar el secreto de su educación, pues no sé cómo, pero todos los niños aprenden a hablar inglés, yo tengo 30 años y sigo sin dominarlo. Visitaré la estatua de la libertad para ver si vuelvo a estar en la cabeza de una mujer. Como ya no puedo ver las Torres Gemelas, me conformaré con fotografiar algunas edificaciones siamesas. Pasaré por Walt Disney porque tengo que ver con mis propios ojos a Mickey Mouse y Pluto, sigue pareciéndome increíble que un perro sea la mascota de un ratón. Visitaré el arma bélica del Chapulín: el Cañón del Colorado. Pasaré por Alaska para cotizar cuánto puede valer en el mercado local una maquina dispensadora de hielo. Por ultimo, movido por mi profesión, visitaré la Casa Blanca, me contaron que allí han vivido algunos de los mejores humoristas del mundo.
Siguiente destino: Europa. En Moscú veré si también existe la costumbre de que los rusos jueguen banquitas a la hora del almuerzo. En Italia conoceré la Torre de Pizza y el Edificio de Panzerotti. En Francia haré cálculos para determinar si un futbolista colombiano sería capaz de anotar por lo menos un gol pateando al arco del Triunfo. En Holanda estudiaré botánica automotriz para entender el funcionamiento de la naranja mecánica. Y en España, por fin dejaré de comunicarme a punta de señas, porque en Rusia, Italia, Francia y Holanda no hablan español.
Nos vamos luego al medio oriente, donde espero conocer al hombre con turbante más famoso del mundo: Kalimán. Entrevistaré a Alí Baba para saber cuántos de los 40 ladrones ocupan ahora curules en nuestro congreso. Y pasaré por Irak para ver lo único que me faltó por conocer en Estados Unidos: las tropas gringas.
En África quiero visitar una tribu caníbal para saber lo que es sentirse deseado. También conoceré a los más famosos miembros de la realeza africana: el rey Mswati III, y el rey León. Fotografiaré varias especies de micos para enviárselos de postales a unos cuántos políticos que conozco. Conoceré lagartos en una variedad distinta de los que en Colombia tienen por hábitat los cócteles. Y por ultimo, buscaré a Tarzan para que me enseñe si con su grito pueden atraerse unas cuantas lobas bien buenas.
Finalmente, nos vamos para Asia, donde saldré de dudas, ¿los asiáticos tienen los ojos chiquitos como en los álbumes del mundial, o grandes como en los dibujitos animados? Una vez resuelta esta inquietud, iré a las dos Coreas, no tengo ni idea qué haré, pero quería reseñar mi paso por allí. Lo que sí tengo claro es que visitaré a Goku, para que me enseñe a hacer dos cosas: la Genkidama, y el peinado que usa sin necesidad de gel fijador. Por ultimo, iré a la muralla china para calcular cuánto habrían tardado los albañiles colombianos en echarle pañete a tanto ladrillo.
Luego de toda esta odisea, volveré a casa seguro de extrañar mi tierra, pero no a mis paisanos, y no porque no los aprecie, sino porque no tendré tiempo de hacerlo ya que en todas partes del mundo se encuentran colombianos, incluso, me atrevo a apostar que, si algún día voy a la luna, allá encontraré un colombiano vendiendo gafas protectoras para mirar al sol.
Primero, viajaré a Perú, pues a juzgar por los recuerdos que conservo de las épocas reinantes de la Peru-bólica, los cánones locales de belleza pueden elevarme a la condición de Brad Pitt. No es por nada, pero comparado con los panelistas habituales de la Señorita Laura, soy un Adonis completamente desaprovechado. Esta primera estación con su respetiva terapia motivacional me pondrá de un ánimo propicio para el resto de mi periplo.
Luego, iré a Brasil para disfrutar el carnaval de Río, ya es justo, pues lo único que he hecho en río es el paseo de olla. Aprovecharé mi estadía para aprender a bailar, quiero moverme con la samba y no con el mal de sambito. Después, me voy para la Argentina, pero no creo que conozca el estadio de Boca, prefiero conocerlo de Ojo. De ahí, voy a Venezuela, donde dicen que la tierra da tanto petróleo que ya hasta crecen árboles petroleros. En este país cumpliré uno de mis sueños de infancia, conocer el barrio donde tantas veces hicieron llorar a la hermosa pero siempre sufrida Cara Sucia.
Como sufro de miopía, inmediatamente sigo hacia Cuba, el mito en torno a sus médicos es tal que, he escuchado, son capaces devolverle la vista a un barro ciego. También quiero averiguar sobre la técnica de criogenización que han venido implementando en don Fidel. Y por supuesto, no desaprovecharé mi estadía para comparar y comprobar qué tan cubana es la avena que venden en Colombia.
Más tardecito, me voy para México, dónde planeo averiguar por qué hay un programa que se llama Rebelde y no lo protagonizan Zapatistas. Ya entrados en gastos me daré a la tarea de resolver otras inquietudes de índole manito: ¿Qué clase de sexo practican en Culiacán? ¿Es por culpa del ají que Speedy González alcanza esas velocidades? ¿Si hay un estado Chihuahua, habrá alguno French Poodle? Y, de ser posible, revelar el mayor de los misterios, ¿qué tan buenos jumentos son los burritos mexicanos?
En Estados Unidos la cosa es más demorada. Debo descifrar el secreto de su educación, pues no sé cómo, pero todos los niños aprenden a hablar inglés, yo tengo 30 años y sigo sin dominarlo. Visitaré la estatua de la libertad para ver si vuelvo a estar en la cabeza de una mujer. Como ya no puedo ver las Torres Gemelas, me conformaré con fotografiar algunas edificaciones siamesas. Pasaré por Walt Disney porque tengo que ver con mis propios ojos a Mickey Mouse y Pluto, sigue pareciéndome increíble que un perro sea la mascota de un ratón. Visitaré el arma bélica del Chapulín: el Cañón del Colorado. Pasaré por Alaska para cotizar cuánto puede valer en el mercado local una maquina dispensadora de hielo. Por ultimo, movido por mi profesión, visitaré la Casa Blanca, me contaron que allí han vivido algunos de los mejores humoristas del mundo.
Siguiente destino: Europa. En Moscú veré si también existe la costumbre de que los rusos jueguen banquitas a la hora del almuerzo. En Italia conoceré la Torre de Pizza y el Edificio de Panzerotti. En Francia haré cálculos para determinar si un futbolista colombiano sería capaz de anotar por lo menos un gol pateando al arco del Triunfo. En Holanda estudiaré botánica automotriz para entender el funcionamiento de la naranja mecánica. Y en España, por fin dejaré de comunicarme a punta de señas, porque en Rusia, Italia, Francia y Holanda no hablan español.
Nos vamos luego al medio oriente, donde espero conocer al hombre con turbante más famoso del mundo: Kalimán. Entrevistaré a Alí Baba para saber cuántos de los 40 ladrones ocupan ahora curules en nuestro congreso. Y pasaré por Irak para ver lo único que me faltó por conocer en Estados Unidos: las tropas gringas.
En África quiero visitar una tribu caníbal para saber lo que es sentirse deseado. También conoceré a los más famosos miembros de la realeza africana: el rey Mswati III, y el rey León. Fotografiaré varias especies de micos para enviárselos de postales a unos cuántos políticos que conozco. Conoceré lagartos en una variedad distinta de los que en Colombia tienen por hábitat los cócteles. Y por ultimo, buscaré a Tarzan para que me enseñe si con su grito pueden atraerse unas cuantas lobas bien buenas.
Finalmente, nos vamos para Asia, donde saldré de dudas, ¿los asiáticos tienen los ojos chiquitos como en los álbumes del mundial, o grandes como en los dibujitos animados? Una vez resuelta esta inquietud, iré a las dos Coreas, no tengo ni idea qué haré, pero quería reseñar mi paso por allí. Lo que sí tengo claro es que visitaré a Goku, para que me enseñe a hacer dos cosas: la Genkidama, y el peinado que usa sin necesidad de gel fijador. Por ultimo, iré a la muralla china para calcular cuánto habrían tardado los albañiles colombianos en echarle pañete a tanto ladrillo.
Luego de toda esta odisea, volveré a casa seguro de extrañar mi tierra, pero no a mis paisanos, y no porque no los aprecie, sino porque no tendré tiempo de hacerlo ya que en todas partes del mundo se encuentran colombianos, incluso, me atrevo a apostar que, si algún día voy a la luna, allá encontraré un colombiano vendiendo gafas protectoras para mirar al sol.
definitivamente siempre logras alegrarme la semana con tus entradas al blog. Espero que hagas rápido este tour...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahhhhh, estupendo viaje a traves del mundo. Yo incluiria la India en mi paseo y tambien a Egypto. Para conocer el Taj Mahal y las Piramides. Quiero ver esa maravilla moderna que debe ser la represa de Aswam y las ciudades mas modernas del mundo de Dubai. Asi que si necesitas quien te embetune los zapatos, me incluyes en tu viaje. Eso si, te aclaro, no quiero volver, ni x equivocacion a Cuba, ni tampoco irme a venezuela a hacer filas para comprar mercado. Otra cosa, si quieres ver el mejor futbol del mundo tienes que ir a Espana y ole.
ResponderEliminarPrimo está buenísimo el artículo que imaginación...de veras que me hiciste reir, eres un genio.. Abrazitos..Lina Maria
ResponderEliminarjajajajaja "si algún día voy a la luna, allá encontraré un colombiano vendiendo gafas protectoras para mirar al sol" jajajajaja
ResponderEliminarQue tu imaginación te siga llevando a hacer los viajes más intensos y nos permita seguir disfrutando tu visión de la vida y el ser humano
ResponderEliminarjajaja muy muy bueno...
ResponderEliminarbuenisimooo ahh ivan y no solo en peru serias un adonis si eres divino aqi y donde sea perdon jajaja.
ResponderEliminarHasta ahora tengo la oportunidad de leerlo y me parecio fantastico... Exitos y sigue con esa alegria
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