miércoles, 30 de octubre de 2013

DEL DIARIO DE JUSTIN BIEBER

(HUMOR)



Justin Bieber estuvo en nuestro país. Lo que nadie sabe es que yo me disfracé de mucama para tener acceso a su habitación en el hotel. Una vez adentro, encontré su diario personal y me dirigí al capítulo destinado a su visita a Colombia. A continuación reproduzco lo escrito en él.


Lunes 27 de Octubre.

Querido diario, por fin estoy en Colombia, país incluido en mi Believe Tour. La primera sorpresa que me llevé es que Bogotá no es como la pintan en “Sr y Sra Smith”. Sospecho que Brad Pitt realmente no la grabó aquí, quizá lo hizo en alguna ciudad africana del continente asiático.

La señorita que me recibió en inmigración fue muy amable, pero indudablemente no era una verdadera Bieleber. En cuanto me vio preguntó emocionada si yo era Justin, le dije que sí, y respondió que yo le gusto desde que estaba en NSYNC.

Una vez salimos del aeropuerto una mujer de chaleco amarillo nos pidió que por favor solo usáramos taxis autorizados. Un taxista parado en la puerta la escuchó y le gritó que no fuera sapa, que dejara trabajar. Para evitar un problema opté por irme en limosina.

Ya en el hotel me puse a ver televisión local. Estaban dando un reallity cuyo nombre no recuerdo, pero los participantes llevan escritos sus nombres en camisetas negras, excepto tres de ellos que llevaban camisetas rojas. Cuando pregunté por qué el color de ellos era distinto, me dijeron que eran los amenazados de la semana. Yo sí había escuchado que Colombia puede ser peligrosa, pero jamás imaginé que hasta el punto de amenazar gente en televisión. Al final eliminaron a Whitney. Yo espero que eso se lo gane Juver.


Lunes 28 de octubre.

Querido diario. Desperté con la bellísima sorpresa de ver a cientos de mis Bielebers aguardando a las afueras del hotel. Les quiero mucho porque me debo a ellos, pero mis escoltas que no maduran se ponían a mover las cortinas para hacerlos gritar.

Ordené un desayuno típico colombiano, y me trajeron una cosa llamada tamal. Es una especie de masa dentro de unas hojas. Las hojas saben horrible, pero el relleno es muy rico.

Me duché, me vestí, y me dejé ver de mis fans a través de la ventana mientras los fotografiaba. Envié esa foto a Demi Lovato con un mensaje que decía: “¿Me recuerdas cuántos fans te esperaron en el hotel cuando estuviste en Bogotá?... ¡¡En tu cara!!”

Entró una mucama lo más de extraña, es gordita y con barba. Miró mi diario de manera sospechosa. Creo que se trae algo entre manos. Mi mamá comparte esa sensación.

Decidimos salir de incognito. Mi esquema de seguridad planeó todo. Dejaríamos la limosina parqueada y nos iríamos en taxi para no llamar la atención. Yo pregunté si un solo taxi sería capaz de llevarnos a mí y los 20 escoltas. La mucama gordita me respondió que un taxista colombiano sí es capaz, pero nos cobraría recargo por el sobre cupo.

La gordita tenía razón. Un taxista estaba dispuesto a llevarnos a todos, pero el recargo era muy caro. Preferí llamar la limosina, nos salía barato que pagar esa carrera. Aquí los taxistas abusan.

Primero fuimos a un lugar llamado San Andresito. Yo conseguí jeans a muy buenos precios y mi mamá unos zapatos que, según ella, pagaron el viaje. Selena se enloquecería si estuviera aquí.

Una joven sospechó por ver a un muchacho con capucha rodeado de tanta seguridad, preguntó si yo era Justin Bieber, nuestro guía local le respondió: “No, es Camilo Echeverry”, la chica hizo una mueca y se marchó.

Mi mamá tenía antojo de carne y fuimos a un restaurante llamado Andrés D.C. Pero cuando llegó la cuenta, el taxi nos pareció barato. Mi mamá dijo que la próxima vez ella compra carne en una fama y nos la prepara en el hotel.

Entramos a una tienda de discos y videos. Quise llevarme en DVD lo más representativo de la televisión colombiana, me dieron los siguientes títulos: El Capo, el Cartel de los Sapos, el Patrón del mal, Las muñecas de la mafia, La Prepago, Sin Tetas no hay paraíso; y quedaron de enviarme Alias el Mexicano. Uno de mis escoltas dice que el peligro de que me vea todos esos programas es que mi televisor puede morir de una sobre dosis.

Volvimos al hotel. La lluvia hizo que mis Bielibers se marcharan, la mayoría de ellos ya acampan en el estadio. Mi mamá se puso a ver una telenovela coreana, mientras yo me puse a ver qué había escrito la gente en Twitter. Descubrí que llevo casi un mes siendo tendencia en Colombia gracias a mis fieles Beliebers y a la Mega, emisora juvenil número uno del país. Le escuché un momento, sus Disc Jockeys son muy buenos, pero hay algo que no entendí: la dirige un hombre que lleva 30 años haciendo radio juvenil, paradojas de la vida.  

Vimos el comercial de una producción local, mi mamá dice que es la versión colombiana de Nip Tuck, pero me rehúso a creerlo. Le expliqué que un país en desarrollo como este no se pondría a hacer malas imitaciones de series que fueron demasiado grandes originalmente. No logré convencerla.

Me relajé tocando guitarra. Mi mamá se conectó por Skype para mostrar a mis tías los zapatos que se había comprado.

Mamá cumplió, nos preparó chatas, le quedaron riquísimas, y baratas. ¡¡En tu cara Andrés!!


Martes 29 de Octubre.

Querido diario. Hoy dormí hasta tarde. Fuimos a hacer pruebas de sonido. Un empleado del Campín me dijo que estaba feliz de que yo estuviera allá porque por primera vez en mucho tiempo el estadio estaría lleno sin que diera miedo.

Volvimos al hotel y nos encontramos de nuevo con la mucama de barba. Mi mamá me recomienda que no vaya a dejar nada por ahí cuando ella esté cerca.

Llegamos al estadio. Me entrevisto con las fans VIP, un encuentro muy gratificante con mis Beliebers. Dos de ellas, bellísimas, venían de Medellín y me enseñaron un género musical llamado trova paisa, quizá la incluya en mi próximo disco.

La energía del público colombiano estuvo brutal. En la tercera canción falló el sonido durante 10 minutos, sentí el impulso de aprovechar lo que acababan de enseñarme y casi me animo a trovar mientras lo solucionaban, pero me abstuve de hacerlo porque me faltaba el sombrero. Finalmente se arregló y el concierto culminó apoteósicamente. Ojala en todo el mundo tuvieran la energía de la fanaticada colombiana.

Nos fuimos de remate a un sitio llamado NN, que contrario a lo que su nombre sugiere, es muy famoso. Celebramos como siempre de manera muy normalita (No se puede de otra forma porque mi mamá no deja). Me voy feliz.

Mi mamá está convencida de haber visto a la mucama en YouTube haciendo Stand Up.



martes, 22 de octubre de 2013

MI PRIMERA VEZ... HACIENDO STAND UP

(HUMOR)



¿Que si recuerdo la primera vez que me paré a hacer una rutina de Stand-Up Comedy? Claro que sí. Cómo no recordar cuando un puñado de desconocidos me hizo sentir con su silencio, el hombre más miserable sobre la faz del planeta Tierra. Cómo no recordar la noche en que me reduje hasta quedar de 8 centímetros sin tomar la pastilla de chiquitolina. Cómo no recordar unas cerca de 200 miradas infectadas de aquel terrible virus: la pena ajena.

Llevaba ya años trabajando en el humor, pero enfocado principalmente en el área de libretos para programas de radio y tv, además de escribir shows para otros humoristas. Hasta que un día me dije: “¿Qué rayos hacen todos tus pensamientos ganando créditos en otras bocas?”, así que decidí lanzarme al ruedo, para lo cual empecé a estudiar con Gonzalo Valderrama, y tras varias horas de la teoría que me animó aún más en mi propósito, llegó el fatídico momento de aprender sobre el escenario, que la comedia realmente no puede aprenderse en otro sitio.

Esa noche, en un exclusivo bar de Medellín, se presentaban la imitadora Luz Amparo Álvarez, y su telonero, ¡¡el internacionalmente desconocido: Iván Marín!! Pararse ante un público que no tiene la más remota idea de quién eres, y hacerles la promesa tacita de que se reirán contigo, genera un escepticismo semejante al que debe sentir una ninfómana ante un eunuco. Los asistentes me dirigieron una inevitable primera mirada de “¿Y este quién putas es?”. Muchos debieron pensar que yo era hijo del dueño, solo así entenderían que se me permitiera pararme tan impunemente ante ellos.

Y ahí estaba yo, con las piernas temblando, las manos sudorosas y los pensamientos estrellándose unos contra otros a 300 kilómetros por hora. El presentador dice mi nombre, subo a la tarima. Hasta ahí, todo va bien. Tomo el micrófono entre mis manos. Hasta ahí, todo sigue bien. Saludo al público con las buenas noches. Hasta ahí, todo sigue bien. Hago mi primer intento de ser gracioso, y… ¿han visto una estrellada de la formula Nascar? Es exactamente lo mismo, con la diferencia de que los pilotos de la Nascar llevan casco y cinturón de seguridad, uno no tiene protección alguna ante el estrepitoso golpe de los “chistes” que se encargan de hacer más y más incomodo el silencio. El único sonido que logré obtener de ellos fue el producido por los vasos de cerveza cada vez que volvían a tocar sus respectivas mesas.

Pero allí no había solo desconocidos, también se encontraban algunos de mis mejores amigos, quienes demostraron su infinita lealtad siendo capaces de dirigirme la palabra tras bajarme del escenario. También estaba (lo recuerdo y me arde la llaga) una muy reconocida modelo paisa, quien me dirigió una mirada de compasión semejante a la que ponen las dueñas de los caballos que deben ser sacrificados por haberse roto una pata.


Nadie se rió aquella noche, o quizás los ángeles del cielo al verme fracasar así. Pero fue entonces cuando descubrí que a los comediantes, la Comedia se nos parece mucho a las mujeres, porque a veces, cuando más nos rechazan o más mal nos tratan, más nos enamoramos. Y así ocurrió, esa horrible noche, le juré amor eterno a la comedia.