sábado, 31 de octubre de 2015

¿TRIKI TRIKI HALLOWEEN, O TUQUI TUQUI LULÚ?

(HUMOR)



Halloween es ese día en el que podemos disfrazarnos de la forma más estrambótica o ridícula y salir a la calle sin problema. En otras palabras, nosotros nos vestimos en Halloween como Lady Gaga se viste todos los días.

Mi primer intento de disfraz me dejó un fuerte trauma: yo quería disfrazarme de Batman, mi superhéroe favorito, para lo cuál delegué la tarea a mi abuelita, quien amorosa como siempre, buscó el disfraz para su adorado angelito. Luego llegaría a casa con el traje, de Batman, sí, pero por alguna extraña razón que aún hoy después de tantos años sigo sin entender, el disfraz era rojo… ¡ROJO!… un Batman rojo, yo no parecía el hombre murciélago sino un demonio al que le estaban mudando los dientes.

Aquella experiencia hizo que, con todo y lo mucho que amo al personaje, jamás volviera a intentar disfrazarme de él. Pero este 2015, con ya 35 años, mi amigo Sebastián Fernández, sensacional artista, me convenció de comprar un disfraz de Batman para realizarme una sesión fotográfica, que gracias a su genialidad con el lente, arrojó como resultado fotos como la que encabeza esta columna. La verdad, el disfraz tuve que mandarlo a traer de Estados Unidos, y barato no fue, pero hice el esfuerzo para enfrentar mi trauma y ver por fin realizado un sueño de infancia.

Sé que la situación económica no está como para andar importando disfraces que muy seguramente sólo usaremos un par de veces, por eso me he dado a la tarea de pensar en formas creativas y económicas con las cuales puedan diseñarse un disfraz que cause sensación en la próxima fiesta de Halloween a la que asistan.

Compre papel bond de color amarillo, recúbrase con él de los pies a la cabeza, semejando un banano, y cuando le pregunten de qué está disfrazado, usted dirá orgulloso: de Maduro.

Un día antes de la fiesta déjese quemar por el sol para que la cara le quede bien rosadita, póngase el traje de sastre más fino que tenga el abuelito, lleve en el bolsillo un limón que irá chupando periódicamente para arrugar la cara bien feo, y listo, ahí está su disfraz de Donald Trump.

Si va en calzoncillos puede decir que está disfrazado de afiche de James Rodríguez.

Déjese crecer las uñas, llegue al evento, y a todo el que se cruce dele un rasguño, cuando le pregunten molestos qué carajos le pasa, usted dirá que es porque El Hombre Araña.

Si tiene algún amigo o familiar en Santander, pídale que le envíe varios paquetes del tradicional insecto comestible de la región, permanezca con ellos comiéndolos poco a poco durante todo el día, y verá como la gente solita empieza a decir que usted es El Hombre Hormiga Culona.

Por último, y esta es la opción más económica de todas: no salga de casa, y cuando le pregunten por qué no asistió a la fiesta, usted dirá: “sí fui, estaba disfrazado de El Chapo Guzmán, por eso me quedé encerrado”.