lunes, 26 de abril de 2010

DEJEN QUIETO A RICKY

                                                     (HUMOR)


Ricky Martin es homosexual, y me atrevo a decir que desde la muerte de Michael Jackson, esta ha sido la noticia más comentada en el mundo del espectáculo. Quiero empezar advirtiendo que el objetivo de las siguientes líneas no es hacer mofa de su confesa inclinación, las preferencias sexuales de un ser humano no son motivo de burla (a menos, claro está, que tenga por fetiche ver elefantes calzando babuchas). La razón del presente texto, es preguntar: ¿Realmente alguien se sorprendió con el anuncio?

Pensémoslo bien. ¿Será posible que alguna persona, en algún rincón del mundo, estuviera viendo Sweet, el Lavadero, el Gordo y la Flaca - o E! News, para sonar más evolucionados –, y saltara conmocionado de su asiento mientras decía: “¡No jodás, ¿Ricky, gay? Imposible!”. Sorprenderse por la confesión de Ricky, sería como quedar en Shock porque Paris Hilton convocara una rueda de prensa y anunciara: “Lamento decirles que… no soy virgen”.

¿Cómo sorprenderse ahora si parece haberlo gritado desde siempre? No creo que al inicio de su carrera hubiera estado en casa pensando para sí mismo: “Hmm, esto de llamarme Enrique Martín Morales puede sugerir algo sospechoso, y lo último que quiero es llamar la atención. ¡¡Ya sé!! Mejor me hago llamar Ricky, sí señor, suena mucho más varonil, así los despisto a todos”.

Y debo admitir que me gusta su nueva actitud gallarda. En la declaración hecha por el señor Martin a través de su página web, dijo: “Acepto mi homosexualidad como un regalo que me da la vida. ¡Me siento bendecido de ser quien soy!”…. Es decir que, si bien es cierto que lo calló mucho tiempo, más lo es que a la hora de confesarlo, no lo hizo con medias tintas, mejor dicho, no sólo salió del closet, salió del neceser, de la nevera, de la estufa, de la licuadora… se mandó con toda.

He leído análisis faranduleros preguntándose si la vida artística de don Ricky llegará a su fin. ¡¿Por qué carajos?! Me molesta la homofobia musical no equitativa. Los fanáticos radicales del rock atacan a los artistas pop tildándolos en general de maricones, pero Freddy Mercury sí podía salir con pantimedias y bufanda de plumas restregándose contra un tubo sin que nadie le dijera nada. La carrera musical de don Ricky no tiene por qué terminar, escasamente tendrá algunos leves cambios: Ya no hará canciones a dúo con Cristina Aguilera, sino con Miguel Bosé; su canción ya no dirá: “María, María”, sino “Amiga, amiga”; ya no le arrojarán brasieres sino corbatas; sus fans ahora corearán separando tan sólo una letra del título: “Living la vida… loca”; y sus discos ya no serán de escuchar en reproductor, para qué si no está interesado en reproducirse.

Por eso me gusta la solidaridad que ha recibido por parte de sus colegas, quienes muy amablemente se volcaron a escribirle en Twitter. Recopilo a continuación algunas de las mejores frases que se vieron en su muro:

Julieta Venegas: “Me contaron que saliste del closet. Yo los corregí, les dije que Ricky con todo el estilo que tiene, sale es del walking closet”.

Juan Gabriel: “Tranquilo nene, no pasa nada. Anota mi teléfono….”

Juanes: “Parcero, qué chimba que le hagás frente a todo sin importar el qué dirán. Eso es lo que yo llamo meterle el culo a la situación”.

Alejandro Fernández: “Me alegra mucho… más mujeres para mí”.

Ricardo Arjona: “¿Cuándo fue la última vez que un galimatías frugal acometió con la ponzoña de la sombra que seduce el ayer nefasto del oxímoron paradigmático?... Piénsalo”.

Alejandra Guzmán: “¿Entonces lo nuestro qué fue?”

Ex reina colombiana: “El hombre se complementa al hombre, mujer con mujer, hombre con hombre y también mujer a hombre del mismo modo en el sentido contrario”.

Alejandro Sanz: “Siempre te dije que tuvieras los ojos abiertos porque el amor puede estar en frente. Ahora entiendo que a veces el amor puede estar atrás”.

Rebeca de Alba (ex novia): “Ahhhhhhhhhh con razón”.

domingo, 11 de abril de 2010

¿QUÉ TIENEN ELLOS QUE NO TENGA YO?

                                  (HUMOR)


La consecuencia inevitable de ir acompañado por una mujer hermosa es que la totalidad del genero masculino observe a la pareja conforme se pregunta: “¡¿Qué hace tremenda viejota con ese imbécil?!” Porque está científicamente comprobado, los únicos hombres que pueden andar con una vieja bien buena sin recibir calificativos peyorativos, son Juanes y Brad Pitt.

Pero la escena del imbécil en compañía de la buenona, genera tan sólo en los inseguros como yo, una segunda pregunta: ¿Qué tiene él que no tenga yo? Y el subconsciente sale presto a abogar por la dignidad propia, respondiendo: “¡Billete!”… Y se siente un alivio, porque esta respuesta tiene el efecto placebo de restaurar nuestra conformidad personal.

El anterior sistema funciona fácilmente si de renunciar a mujeres inalcanzables se trata, pero la tarea es más dispendiosa cuando vemos a otros disfrutar de una posición para la que nos consideramos más aptos. A continuación enumero algunos de los casos en que, con asombro y disgusto (sensaciones muy diferentes a la envidia), veo a otros haciendo algo para lo que definitiva y humildemente, me reclaro más capacitado.

Víctor Gaviria: Conozco gente que lloró viendo La Vendedora de Rosas. Yo también lo hice, pero porque me dolió en el alma haber pagado la boleta para verla. ¡Por favor, que alguien me diga, ¿qué carajos le ven a Víctor Gaviria?! Sus actores naturales, dirán algunos, y sí, ¡madrean con mucha naturalidad!, pero nada más. Si nos atenemos a la filosofía del director paisa, como yo no sé actuar, sería un protagonista perfecto. (Aunque confieso que me daría pánico actuar en una película suya. Sus actores llevan a cuestas una maldición que los conduce rápidamente al cementerio, o a la cárcel. Incluso se dice, no me consta, que Ramiro Meneses le rezó tres novenas al Divino Niño para sobrevivir a Rodrigo D). Y también sé lo que hay que saber para ser guionista de sus historias: conjugar el verbo putear en todos los tiempos. Eso sí, al Víctor lo que es del Víctor, hay que reconocerle esa capacidad única para encontrar, inventar y poner a circular palabras terminadas en “rea”.

Andrés Cabas: Les confieso, nací carente de toda aptitud musical. Tiene más oído una serpiente. Si un músico me dice que le haga un FA, le respondo que siempre y cuando no sea de plata. Si me piden alcanzar un SOL, les pregunto si quieren el clásico o el que viene con clavos y canela. Si me preguntan qué es una corchea, me dejan corchado… pero con todo y eso, sé que puedo cantar mejor que Cabas. Una vez lo vi en concierto y me quedé sin saber si estaba cantando en vivo o en muerto. Muchas mujeres dirán que miento, que Cabas canta divino, pero su criterio no es digno de ser considerado. Son las mismas que afirman que Diomedes Díaz es un papacito.

Fernando Londoño: El señor Londoño me causa desazón porque se da el lujo de ser columnista en diversos diarios del país echando mano de una vaina que a mí también me sobra: el manejo de la más excelsa y verborréica retórica poético-uribista. Y lo ejemplifico con el siguiente párrafo al estilo de la más exquisita escuela Londoñezca: “Arredrada encuéntrase la mezquindad ante el Zeus antioqueño, la efigie viva de la justicia que con sabio estoicismo soporta la batahola proferida por jumentos denostadores, párvulos apátridas que osan arrojar befas sobre el autentico Hado paisa, aquel que no amilana su semblante ante martingala cualquiera. Uníos pues hermanos de la fe uribista y elevad odas al Odín medellinense, aquel cuya ígnea pasión fue azote del bandido que buscó avecindar su calaña, en vulgar contubernio con nefasto país del sur. Nos llamarán caterva, me tildarán de rábula, pero recibidlo con orgullo, son emolumentos propios de los discípulos escogidos por un Mesías echado pa´ lante”. Mínimo acabo de comprar mi tiquete de entrada al diario El Colombiano.

Poncho Renteria: Y si de columnistas se trata, aquí está la joya de la corona. Si don Poncho puede tener columna en El Tiempo, yo no me puedo morir sin lograr otro tanto. ¿Cuál es su mérito? ¿Sostener tertulias en una peluquería de mujeres? Yo puedo hacer eso y hasta más. Puedo ser tan feminista que Florence Thomas parezca un macho al lado mío. Para mis amigas yo soy la amiga a la que le sale barba. Estoy a dos fines de semana de ser invitado a una pijamada. Y en cuanto a la voz, por favor, yo también tengo una muy buena imitación de Alf. Si El Tiempo es de Planeta, ¿por qué siguen con un tipo que muchos sospechan es de otro planeta?

Luis Carlos Restrepo: Mi problema no es con don Luis Carlos, simplemente le tocó ser el paganini. Mi objeción es con cualquiera que ocupe su cargo. ¿Qué habilidad verdadera se necesita para ser alto comisionado de paz? ¡¡Ninguna!! Tras 50 años de guerra el cargo de comisionado de paz se ha convertido en una figura meramente alegórica. ¿Qué resultados tangibles se le pueden exigir a un hombre cuya función es razonar con la guerrilla? Eso sería como regañar a los científicos colombianos por no haber puesto un cohete en la luna. Tan comisionado como es él, puedo serlo yo. No nos digamos mentiras, éste cargo es tan decorativo como el de un delegado de rifas juegos y espectáculos.

El Padre Chucho: Como ignoro su nombre de pila, me refiero a él por su alias. ¡Qué tipo tan insoportable! Es tan roba pantalla que hasta la imagen del Divino Niño ya lo mira con recelo. Ver las romerías de gente que se forman para tocarlo, me produce lo mismo que las de quienes quieren meterle la platica a una pirámide. Y ni hablemos de su CD de villancicos, porque prefiero mil veces ponerle sotana a Cabas y escucharle a capela el Tutaina Tuturumaina. Por todo lo dicho, pónganme un cleriman y verán que puedo ocupar el puesto del Padre Chucho. Me declaro en capacidad superior a la suya para aconsejar a las amas de casa; y de un tiempo para acá, llevo a cuestas una castidad que envidiarían ciertos jerarcas de la iglesia. Sólo un merito le reconozco al Padre chucho: La capacidad para hacer coincidir en un solo sentimiento a católicos y ateos. El tedio.

Rafael Novoa: Pa´ qué, el tipo tiene su facha. Sí, aún a riesgo de poner en entre dicho mi heterosexualidad, admito que el man es pinta. Pero mujeres, tampoco es para que respiren como asmáticas cada vez que aparece en pantalla el susodicho. Si es por su look Pura Sangre, yo también ando con la barba de tres días. Si es por su capacidad interpretativa, yo también puedo hacer de mí mismo. Y si me dicen que es por su intelecto, dudo seriamente que un participante de “¿Quién quiere ser millonario?”, use su llamada a un amigo para consultar al señor Novoa. Mujeres, deberían preferir a un tipo como yo, normalito, pero con algo que siempre dicen buscar en un hombre: que las haga reír. Quizá don Rafa tenga sentido del humor, pero yo tengo humor en todos los sentidos. ¡Soy comediante maldita sea!

Carlos Antonio Vélez: Mal contados, así por encimita, este país tiene por lo menos unos 45 millones de comentaristas deportivos. Sólo hay una diferencia entre lo que dicen los comentaristas en pantalla con lo que dicen los tíos en la sala: que los segundos pueden putear al jugador que se comió el gol. ¿Cómo llegó Carlos Antonio Vélez a comentar futbol con esa retórica tan compleja? Habla tan enredado que debería trabajar como asesor en la próxima campaña de Antanas Mockus. Cómo pretende este señor que un futbolista que ni terminó el bachillerato entienda lo que es una línea de tres, o que antes de centrar un balón se detenga a considerar la bisectriz de una tangente. A Maradona para hacer el gol con la mano nadie le dibujó la estrategia en un tablerito. Yo puedo desempeñar mucho mejor el rol de Carlos Antonio Vélez, con comentarios claros y concisos como el resto de los colombianos: “¡A la selección lo que le hace falta es meterle güevas!”.

Camilo Villegas: Este sí es la tapa del desconcierto. ¿Por qué gana lo que gana? Señores de la federación colombiana de golf, yo también soy capaz de jugar torneos y perderlos todos, y les cobraría mucho más barato.

Así pues, a partir de este momento me matriculo en esa inmensa mayoría integrada por héroes ignotos y estrellas anónimas que juramos y rejuramos tener más talento que aquellos que brillan enfrente, mientras varios detrás de nosotros, aún más ignorados, afirman lo mismo, porque en este instante habrá quien termine de leer el articulo y se pregunte: “¿Este man con semejante bobada escribe en SOHO? ¡Yo puedo hacerlo mucho mejor!”.



Revista Soho, mayo de 2008.


Fe de erratas: Fue solo después de la publicación de este artículo que Camilo Villegas por fin ganó algo… sospecho que lo hizo pa´ joderme.

UN AMIGO QUE NOS CAMBIO LA VIDA

                                      (HUMOR)


El Infierno fue llamado por los griegos: El Hades, y es llamado por los colombianos: El Transmilenio. Hay quienes me llamarán exagerado, coincidencialmente puede ocurrir que los mismos en darme dicho título sean los propietarios y funcionarios de tal empresa. Para efectos de impacto por parte de esta columna debería rotularme como “Usuario” de Transmilenio, pero creo es más honesto y fiel a la realidad, presentarme como lo que soy: “Desertor” de Transmilenio. Mea culpa, hace ya un buen tiempo decidí no volver a emplear el mentado sistema (hágase énfasis en la palabra “mentado”), de no haber tomado dicha medida me vería como las personas que critican Padres e Hijos pero son capaces de desglosar todas las aventuras de Carlos Alberto y Daniela. ¿Cuándo tomé la valiente decisión? Transcurría una lúgubre tarde capitalina y hallándome en medio de diez personas, a las cuales jamás pregunté su nombre pese a compartir un momento tan intimo como lo son las interacciones corporales propias del transporte que nos atañe, tuve una epifanía: “me desplazo en un cargamento de reces”, e inmediatamente opté por descender mucho antes de mi destino y pagar las consecuencias, es decir, el taxi. ¿Qué motivos tuve para hacerlo?, a continuación describo las infaustas razones que me motivaron a rehuir el gran sistema de transporte masivo (hágase énfasis en la palabra “masivo”).

Si la semana santa tiene las estaciones del vía crucis, Colombia tiene las estaciones del Transmilenio. Qué inmensa penitencia es aguardar el busecito rojo. Al nacer el sistema una de sus premisas radicaba en hacernos atravesar la ciudad en el menor tiempo posible, cosa que en efecto logra, tampoco vamos a decir que no; ¡pero!, un viaje de treinta minutos que perfectamente logra en quince, se ve opacado por los veinte que debemos esperar para poder abordarlo. Y las eternas esperas se extienden más allá de las estaciones, recordemos los buses alimentadores, que si acaso deberán su nombre a que con ese trabajo los chóferes alimentan sus familias.

Cuán acertado es el coloquial juego de palabras con que los bogotanos se refieren al sistema llamándolo: “Transmilleno”. Hay que ver la forma en que los usuarios deben entrelazarse estando a bordo en el festín orgiástico con que siempre soñó Calígula. Estar a bordo en plena hora pico nos obliga a una respiración que necesariamente debe hacerse al estilo de reanimación paramédica, es decir, boca a boca. Estoy seguro que ese cuadro ofrecido por una mujer que transpira rodeada de diez hombres arrancaría lágrimas emocionadas al Marqués de Sade. Incluso he llegado a conocer el caso de monjes que se niegan a abordar uno por miedo a perder su celibato de forma no consensual. Lo bueno del hecho es que según recientes estudios, nada es tan eficaz como un viaje de portal a portal para ver un notable incremento en la libido de quienes pudieran haberla perdido.

Ahora bien, si no le ve problema a los roces comunitarios, quizás sí lo vea al factor comodidad. Usted tiene previsto permanecer cerca de la puerta para no hallar problemas al llegar a su parada, pero las personas que empujan desesperadas por entrar para no esperar otros 20 minutos al siguiente bus, lo arrastrarán con una fuerza sólo comparable a la de los tsunamis. Una vez en el fondo y habiendo llegado a su sitio de destino, si quiere alcanzar la salida tendrá que pugnar entre un maremagno de cuerpos que lo harán sentir en plena batalla de la película Corazón Valiente.

Respecto al tumulto, y perdón si sueno reiterativo, hay algo que no comprendo: existe un selecto, mas no honroso grupo de chóferes de bus, que adeudan a la Secretaria de Transito verdaderas millonadas por comparendos sin pagar. Los noticieros han satanizado a estos pobres baluartes de la cabrilla mostrándolos como deudores irresponsables y a la Secretaria de Transito como una regente con mano blanda a la hora de hacer cumplir la ley, pero en honor a la verdad, la mayoría de estos partes obedecen a sanciones por sobre cupo, es decir, se supone violan la ley por llevar pasajeros de pie; ahora mi pregunta: ¿Por qué no ocurre lo mismo con el protagonista de éstas líneas?, ¿qué facultad divina otorga el derecho a los busecitos rojos para poder apretujarnos y cultivar en nuestras piernas la vena varice sin temor a la ley? En vista de que nadie me da una respuesta satisfactoria, seré yo mismo quien intente resolver la duda actuando como abogado del diablo. Quizá la respuesta sea: por los lujos que brinda; pues al Cesar lo que es del Cesar, en Transmilenio no se suben a vendernos nada, estamos a salvo del shopping urbano en que a uno le encartan con cosas que jamás habría comprado, de no ser porque su vendedor es un niño que nos hace sentir culpables por vivir con la ostentosidad del salario mínimo.

También nos ha librado de soportar la emisora que gentilmente comparten los conductores de bus con sus pasajeros, que, seamos sinceros, lejana está de ser la W o Melodía Stereo. Y sumaré otras ventajas que hallo, muy a título personal, para que después no digan que me ensañé en una diatriba destructiva. Transmilenio nos brinda el entretenido espectáculo romano de personas a punto de ser guillotinadas por las puertas que se cierran a escasos centímetros tras ellas. Y aquí vale citar una hilarante frase que puede leerse sobre la trampa mortal de las puertas: “No pararse en la franja amarilla por su seguridad”. Podrá decírseles de todo, menos que no advierten del peligro. Otra frase que me resulta graciosa es: “No hable con el conductor”; ¡que lastima!, arruinaron las entretenidas tertulias literarias que solía sostener con los chóferes durante el recorrido. Y tenemos el letrero que anuncia la capacidad del bus, el cual si fuera exacto en su cálculo diría: “Pasajeros sentados, 48. Pasajeros de pie, todos los que aguanten las leyes de compresión física”.

No puedo terminar sin reconocer la constante labor de ésta empresa por sorprender a sus usuarios, puedo dar fe de ello; desde el momento aquel en que mi paciencia claudicó haciéndome preferir cualquier otro medio de trasporte, he debido utilizar el sistema en contadas tres ocasiones, y debo afirmar que en cada una de ellas me he visto sorprendido, siempre me encuentro con algo nuevo: ¡el precio del pasaje!, que tan sólo se limita a subir en igual proporción al aumento de los reclamos por parte de los usuarios. Es así que finalmente Transmilenio nos ha dado un maravilloso obsequio, la unidad ciudadana, que repetidamente aúna esfuerzos por paralizar el servicio para hacer sentir sus reclamos. La única y lamentable razón por la que estas protestas resultan poco, o nada efectivas, es muy sencilla: no logra unirse la gente en totalidad, pues las personas que aguardan en la estación contigua al lugar de la protesta, lejanas de sospechar un boicot ciudadano necesitado de más partidarios, simplemente creen que el bus, como siempre, está demorado.


Epilogo: hoy, casi tres años luego de haber escrito esto, ya tengo carro: ¡Lero, lero!

Epilogo 2: hoy casi dos semanas luego de haber escrito el primer epilogo, estrellé el carro.

CLÍNICA DEL HORROR

                                      (HUMOR)


Italia está conmocionada. Un grupo de médicos practicaba a sus pacientes cirugías innecesarias con el fin de obtener jugosos reembolsos pagados por el seguro social. Estos galenos para quienes Hipócrates es un personaje imaginario, inventaban procedimientos con el fin de facturar. Podríamos decir que su lema era: “Bisturí en las carnes, dinero en las cuentas”.

Como los reembolsos de la seguridad social son más elevados cuando se pasa por la mesa del cirujano, se calcula que estos estafadores le habrían sacado al seguro social unos 2,5 millones de euros con sus antiéticos procedimientos. Al parecer, ingresar a las instalaciones de la clínica era como ir a una carnicería en día de promoción. Caminando por sus pasillos no era raro encontrar órganos volando, más de un colombiano desprevenido habría pensado que estaba en zona de dominio paramilitar.

Conozcan parte del prontuario delictivo de los cirujanos diabólicos: A una señora de más 90 años le instalaron una prótesis sin esterilizar porque tenía una expectativa de vida breve; a una mujer de 42 años le extirparon un seno por la presencia de dos nódulos; a una joven de 18 años le mutilaron un seno por un adenoma benigno – ignoro qué es adenoma, pero la palabra benigno clarifica el panorama -- y a un señor de 38 años que tenía pulmonía le quitaron parte del pulmón en vez de tratarlo con antibióticos. También está el caso de una mujer de 88 años operada tres veces en el mismo año, lo que le produjo a la clínica ganancias por 12.000 euros.

En Colombia un hospital de estas características sería imposible, puesto que la seguridad social jamás generará tan jugosos reembolsos a cirujanos que pretendan imitar la modalidad de estafa italiana. Con esa tranquilidad en el alma, decidí investigar el resto de procedimientos practicados en la clínica del horror.

 Un señor tenía una leve desviación en la columna y decidieron implantarle una mucho más fuerte, optaron por una de las columnas de Antonio Caballero.

 A un paciente le abrieron una pierna porque encontraron que tenía demasiado parecidos los gemelos.

 A un anciano le extirparon la tibia para ponérsela a enfriar.

 A un pianista le implantaron una mano en la oreja para que pudiera tocar de oído.

 A una joven que tenía excelentes defensas, le recetaron unos muy buenos delanteros.

 A un señor le detectaron que su oído tenía por huesos un yunque y un martillo, así que decidieron montarle una ferretería en la oreja.

 A un señor le pusieron un lector láser en el pene, para que el suyo fuera un aparato reproductor de CDs.

 A un abuelo le implantaron una vajilla que hiciera juego con sus vasos sanguíneos.

 A una anciana le quitaron el dedo corazón para reducirle el riesgo de sufrir problemas cardiacos.

 A un gimnasta le reemplazaron las muñecas por unas Barbies que son más populares.

 A un niño le extirparon el esternocleidomastoideo para que no sufriera aprendiendo a pronunciarlo.

 Un señor se llamaba Adán Aurelio y determinaron que le sobraban costillas.

 Un trapecista se cayó en pleno desarrollo de su oficio y le quitaron la mano por si desarrollaba pánico al trapecio.

 Un señor sufría cáncer, y le cambiaron el signo zodiacal.

 A un filósofo le reemplazaron el húmero por Homero.

 A un joven decidieron curvarle el recto.

 Un señor llegó con un cuchillo incrustado en su abdomen, y le metieron un tenedor para completar los cubiertos.

 Un señor llegó con fiebre uveoparotídea, y optaron por extirparle el apéndice porque no tenían ni idea qué era lo otro.

jueves, 8 de abril de 2010

50 PITUFI AÑOS

                                        (HUMOR)


¡¡Happy birthday to you, happy birthday to you, happy birthday Pitufos, happy birthday to you!! Sí señoras y señores, los Pitufos están de cumpleaños. La medio bobadita de 5 décadas entreteniendo al mundo. Y en Europa piensan rendirles un homenaje que esté a su altura --- bueno, no exactamente, o sería un homenaje muy pequeño ---. Tendrán canciones de aniversario, muñequitos en edición limitada, una colección especial de vestimenta, la emisión de sellos postales y exposiciones.

Mientras por allá festejan de lo lindo con tures temáticos y demás invenciones estrafalarias, yo les rindo un homenaje mucho más sencillo. Creo que todos hemos visto a los Pitufos, ¿pero alguna vez nos hemos detenido a analizarlos como se merecen? La verdad es que no. Aprovechemos entonces su medio siglo de existencia y reflexionemos sobre lo dura que debe ser la vida para ellos.

Partamos del triste hecho de sus viviendas. Estos pobres habitan en hongos. ¡En hongos por Dios santo! Un elemento biológico que ni es animal ni es planta. Son eso sí, unas cositas diminutas que algunos humanos usan para trabarse, o que en el mejor de los casos, terminan siendo ingredientes más de una pizza. Y esta realidad lo único que hace es resaltar su lastimera apariencia, porque verlos caminar por ahí sin ropita, me da la impresión de estar frente a un campamento de damnificados por alguna catástrofe natural.

Vayamos ahora a su pigmentación. Los hinchas de millonarios se jactan – no sabemos por qué – de llevar el azul en sus venas. ¿Pero se sentirían dichosos llevándolo en la piel? Lo dudo a fe. Ya de entrada, ¿si todos son azules, cómo hacen para saber cuando alguno se está ahogando? Imagino que para un rescatista de la Defensa Civil, a quien le han enseñado la tonalidad adquirida por un asfixiado, debe ser muy duro ver a los Pitufos y no sentir el impulso de arrojárseles encima a darles respiración boca a boca.

Y ese color en la piel debe acarrearles muchos más problemas. Por ejemplo, ¿cómo pueden distinguir a un Pitufo de la realeza? Por su sangre azul no es. O respóndanme ésta si son capaces: ¿Cómo hace Pitufina para saber que encontró a su príncipe azul?

A propósito de Pitufina. Qué dura la vida de esa niña. Una sola mujer entre 100 tipos. ¿Cómo podía caminar por las calles de aldea Pitufo? Aterrada, con miedo de una inminente violación. En qué momento se les subía la calentura a todos esos enanos y tenga pa´ que lleve. Al menos cuando hay varias mujeres se reparten entre ellas el morbo de los manes, pero si sólo hay una, todos visualizarán en ella la única posibilidad de ver satisfechos sus deseos carnales. Porque ni Papá Pitufo se salva de la sospecha, aceptémoslo, un viejito con barba que anda por ahí sin camiseta: ¡violador en potencia! Y una cosa advierto: ojo al hablar de Pitufina, no porque viva entre tantos hombres permito que se dude de su honra, ella no es ninguna mesalina que satisfaga tropas de machos ansiosos, en tal caso no sería Pitufina, sino Puta fina.

Y su drama no termina ahí. Calculen la angustia de una mujer sin amigas. ¿Con quién chismosea? ¿Cómo hace para ir al baño sola? ¿En dónde compra las toallas higiénicas? Por eso en los comerciales de protectores menstruales vemos que sobre la toalla riegan un líquido azul: homenaje a Pitufina, una mujer que ha debido sufrir a solas. El mayor gesto de solidaridad que puede encontrar en toda la aldea, se lo da Pitufo Vanidoso, quien en realidad no es ningún narcisista, sino una gay asolapado. Una cosa es mirarse al espejo todo el día, eso le pasa a cualquier respetable metrosexual, pero la florecita en la cabeza, esa sí que se la meta por donde seguro le gusta. Dicho esto sobre Pitufo Vanidoso, hablemos de otros aldeanos que resultan no menos inquietantes.

Pitufo Gruñón: Especulando, su constante mal genio podría deberse a la escasa posibilidad que de obtener sexo ofrece la aldea. ¿Pero de verdad será causal para andar rabón todo el día? Porque de ser así yo viviría rasgándome las vestiduras. En realidad creo que su amargura debe tener raíces mucho más profundas, por ejemplo, el hecho de que les hayan dado por uniforme un gorrito y pantalón blancos, con lo que han de ensuciarse dichas prendas viviendo en el bosque, y tener que lavarlas a mano, eso sí enfurece a cualquiera.

Pitufo Fortachón: Hay algo que siempre me ha confundido en este personaje. Es el tipo rudo, el musculoso, el malote de la vereda, ¿y justo lo que decide tatuarse en el brazo es un corazón? No sé qué tan lineal sea mi pensamiento, pero tiendo a asociar que un tipo cuya divina trinidad son los pectorales, bíceps y tríceps, resalta su vigor tatuándose un cráneo o un dragón, ¿pero un corazón? Debe ser un Osito Cariñosito infiltrado. Lo otro altamente sospechoso en Fortachón es la fuente de la que proviene toda esa inagotable energía. ¿Estamos acaso frente al campeón del dopaje? Hasta que no le estudien la orina mantendré mi suspicaz inquietud.

Pitufo Goloso: Algo es claro, la bulimia y anorexia son padecimientos ajenos a la preocupación de nuestro amiguito. Que coma más que el profesor Yarumo en sus correrías no es problema, lo que resulta chocante es que nunca engorde. Recuerdo capítulos en que el volumen de comida ingerida era superior al de su propia masa corporal, pero la barriga, intacta. Maldito afortunado.

Pitufo Bromista: Estamos ante el Pablo Escobar de los Pitufos, se la pasa poniendo bombas en todas partes. Lo único azul más peligroso que las barras bravas de Millonarios. El psicópata más grande en la historia de los dibujos animados, porque para él los explosivos son chistosos, para esta retorcida mente una explosión resulta jocosa. ¡¡Qué miedo!! Lo que me gusta de este personaje es que, sin proponérselo, consigue demostrar la poca inteligencia de sus congéneres. Recapitulemos, todos saben que se llama Bromista y siempre lleva un regalo que busca entregar a toda costa, ¿qué puede tener en el cerebro el Pitufo que aún caiga en la treta? ¿A nadie se le ha ocurrido encerrarlo para que se regenere? Pero me encantaría conocerlo para formularle una pregunta. ¿Si todos los días hace bromas, cómo se divierte el 28 de diciembre?

Pitufo Granjero: A diferencia de los demás, viste un overol y gorrito de paja, ¿por qué?, porque en realidad debería llamarse Pitufo Marrano, es el único que de verdad trabaja, se la pasa cultivando la tierra mientras los demás andan por ahí con sus bobadas. Mi total solidaridad con este sufrido personaje.

Pitufo Perezoso: Revalida lo dicho en Pitufo Granjero, que todos los demás son unos vagos, claro que este sí se descaró, es capaz de dormirse sobre un fogón prendido y graduarlo para que el calor lo arrulle. Me recuerda a ciertos ministros de interior y justicia de países suramericanos.

Pitufo Filósofo: Nuestro amigable cuatro ojos es el mamerto que no puede faltar. Quizás no un Descartes, un Seneca, un Platón, pero filósofo al fin y al cabo. Aunque, ¿qué sentencias puede legar al mundo un pensador azul de escasos centímetros? “Pienso, luego pitufiexisto”.

Pitufo Tontín: En toda sociedad los tontines tienen una razón de ser: elegir a sus gobernantes, por eso vienen en masa. Pero cuando nos presentan a un Tontín único, sin voz ni voto, en un pueblo donde la dictadura tiene al inamovible Papá Pitufo en el poder, nos preguntamos con desconcierto, ¿cuál es la finalidad de la existencia de este personaje? Tan difícil como responder a qué lado del pocillo se encuentra su oreja.

Pitufo Carpintero: Quizás fui un poco injusto al aseverar que Granjero es el único que trabaja en la aldea, Carpintero lo hace por igual, y la prueba fehaciente es que también usa overol. Es la versión reducida de McGyver. Puede construir lo que sea: un robot, un avión, un tren. Lo cual arroja una interrogante. ¡¿Si sabe hacer de todo, por qué diantres no construye una casa de verdad para que dejen de vivir en hongos?!

Pitufo Salvaje: Hay algo que jamás he logrado comprender. Se supone que se llama Salvaje porque vive en la selva, pero corríjanme si me equivoco, ¿los demás no viven exactamente en el mismo sitio? ¿O es que se fueron para un área metropolitana y nunca me enteré? Llamarlo “Salvaje” me parece tan aclaratorio como cuando a alguien en Chocó de sobre nombre le dicen “Negro”.

Papá Pitufo: Llegamos al extraño regidor de los destinos azules. ¿Alguien me puede explicar por qué este viejito rebelde se niega a usar el mismo traje de los demás? ¿A qué obedece el color rojo, es que quiere parecerse a Papá Noel o acaso es Comunista? Porque su característica barba y esa forma de amañarse en el poder, lo convierten en el Fidel Castro miniatura. Por otra parte, ¿de cuándo acá tienen que decirle “Papá”, ya ha reconocido a alguno en la aldea como hijo suyo? Me parecen de muy mal gusto estas dos muestras de petulancia en el susodicho, quien se supone sabe magia, pero para mí no pasa de ser un mero prospecto de Merlín.

Y por ultimo, un Pitufo que ha sido relegado a lo largo de los años. Pitufo Pipa de Ávila: al parecer se retiró de la serie antes de la culminación de su primera temporada, era un Pitufo inconforme con su condición, no la estatura sino el color. Se sometió a fuertes terapias de bronceamiento, pero lo único que obtuvo fue volverse morado. Así que se mandó a poner injertos de piel hasta conseguir parecerse un poco a los humanos. Luego, para reiterar aún más la protesta hacia el azul, decidió vestir la camiseta roja del America de Cali, equipo en el que militó consagrándose como pequeño gran goleador.

Pero un momento, no se vayan que nos resta un último elemento a considerar en la tragedia de nuestros amiguitos. Como si no tuvieran suficiente con todo lo dicho, incluidas sus caóticas personalidades, también son atacados por dos peculiares personajes.

Azrael: Un gato cuyo deseo de comérselos es tan solo equiparable al del coyote por echarse a la muela al Correcaminos (a propósito, no sé por qué ambos son tan obsesivos con querer comerse algo de lo que ni si quiera conocen su sabor, ¿qué tal que cuando por fin logren comérselos descubran que no les gustan, o que su carne los ponía indigestos? Habrían desperdiciado su existencia en una empresa inútil).

Y Gargamel: El rey de las obsesiones, tanto así que cada capitulo terminaba gritando: “voy a vengarme de los Pitufos, aunque sea lo ultimo que haga, lo ultimo que haga”. Se debe tener un nivel de bronca muy grande para decir que vengarse de alguien puede ser lo último que usted haga y quedar completamente satisfecho con que así sea.

Vean qué cerca está el drama de los suspiritos azules a la realidad colombiana. Viven en una aldea, bajo constante zozobra por cuenta de dos fuerzas dispuestas a acabarlos. Ahí está la fabula, hagan de cuenta un corregimiento asolado por guerrillos y paracos. Por eso resulta increíble que hayan coronado los 50 años y debemos celebrarlo. Ellos harán lo propio, soplarán las velas para luego disfrutar una rica torta cocinada por Pitufo Pastelero.

EL PERRO DE OBAMA

                                                   (HUMOR)


En el mundo están ocurriendo muchas cosas que son noticia: se recrudece el conflicto en la Franja de Gaza; la policía uruguaya detiene a la mujer de David Murcia; las FARC rechaza mediación de la iglesia para liberación de los secuestrados; Uribe recibe medalla de la libertad de manos de George Bush; Bernard Madoff continua libre bajo fianza. Pero no vamos a detenernos en ninguna de esas minucias. Ocuparemos las presentes páginas en un tema de verdadera relevancia: el perro que Barak Obama prometió a sus hijas.

Para quienes ignoren de lo que estamos hablando, la noche en que Obama partió en dos la historia convirtiéndose en el primer presidente negro de los Estados Unidos, pronunció las respectivas palabras triunfales ante miles de demócratas. Hasta ahí, normal. Pero en medio del júbilo de tan memorable victoria, le dio por prometer a sus dos pequeñas hijas que, como premio a su buena conducta durante la difícil campaña, les regalaría un perro que habrá de llegar junto a los Obama a la Casa Blanca.

Empecemos. ¿Realmente puede considerarse premio el hecho de recibir un perro? Levantarse a pasearlo, educarlo para que no dañe los muebles, estar pendiente de que no se le acabe el concentrado, ir detrás recogiéndole el popo. No jodas, qué castigo. Ya me imagino a las pobres Sasha y Maila, enrollando un periódico para cascarle al perro y refregarle el hocico en los orines que acaba de hacer mientras le gritan: ¡”Eso no se hace. Chichi en el patio, no en la oficina oval!”.

Pero don Obama no sabía en la que se estaba metiendo al contar en público su deseo de hallarles perro a las niñas. Menos repercusiones habría tenido que anunciará una reinvasión a Irak. Desde ese momento todo el mundo no ha hecho más que intentar meterle un perro por los ojos, le mandan ofertas de canes de todo el mundo, incluso una asociación de odontólogos se ofreció a extraer y enviarle puros caninos.

La encartada ha sido grande. Del Perú le ofrecieron un perro sin pelo llamado “Machu Pichu”, muy mal hecho por parte de los peruanos, está bien que se lo regalen, pero no le digan cómo tiene que llamarlo, a nadie le gusta que otro venga a bautizarle la mascota. Además, con todo respeto, el perrito no es muy bonito que digamos, lastima que ya no dan el programa de Laura en America que era donde tenían cabida todos los bichos raros.

También me enteré, confidencialmente, de otras ofertas caninas hechas al nuevo presidente. Francia le ofreció un Fox Terrier, Dinamarca le ofreció un Gran Danés, y Suizo le ofreció un perro caliente. Alemania quiso darle un Pastor Alemán, pero tuvo que rechazarlo porque era pastor protestante y no quiere peleas teológicas con la mascota. Y una oferta increíble, Lassie se ofreció a sí misma, ella solita le escribió una carta de su garra y letra, incluso adjuntó el pedrigree cinematográfico que la avala como buena mascota. La decisión está difícil, por eso al Can que aspira ser mascota de Obama se le dice Can-didato.

Lo que a estas alturas se me hace extraño es que Colombia no haya hecho su oferta perruna. Con la cantidad de perritos falderos que tiene Uribe, me parece una indelicadeza no poner alguno a disposición de la Casa Blanca. O ya que Obama es de gustos tan exóticos, deberíamos aprovechar la cantidad de peculiares razas que tenemos: el chandoberman, el pastor canequero, y el dalmatador.

Cabe aclarar que nuestro nuevo amigo del norte tampoco puso fáciles las características del animalito, imagínense, quiere que el perro sea un cruce, por aquello del mestizaje; que no sea cachorro para que llegue con un carácter ya formado, y que además sea hipoalergénico pues una de las niñas es alérgica. Mejor que las lleve a cine a ver Bolt y no molesten tanto. Claro que conociendo a los gringos, no falta el productor de televisión que ya esté pensando sacar provecho de esto y crear un reallity para encontrar la mascota presidencial, podría llamarse “American I Dog”, o “La Isla de los Canchosos”.

Lo cierto es que la búsqueda de este perrito está más larga que las aventuras de Benji el perseguido. Esperemos a ver en qué termina la novela, pero puedo vaticinar que el elegido no será un French Poodle, lo confundiría demasiado el hecho de ser el único blanquito en la familia.

LOS 1.001 POLVOS

                                                        (HUMOR)


Milo, la famosa bebida achocolatada, tuvo una divertida campaña publicitaria que mostraba personas batiendo estupidos records deportivos: una joven que bajaba corriendo las escaleras para ganarle al ascensor; un entusiasta adolescente que alcanzó a dar 13 pedalazos haciendo cross en la bicicleta de la hermanita; otro que jugaba a la popular veintiuna, pero no con un balón de fútbol sino con una bomba de piñata, logrando la admirable suma de 627 golpes antes de que la bomba tocara el piso. Entre mucho otros ejemplos. Una vez registrado estos logros, el locutor decía: “este es otro record que sólo le importa a él y a Milo”. Pues en Estados Unidos acaba de imponerse una curiosa marca mundial que me pregunto si pudiera ser avalada por la misma campaña. Erin Daye, actriz porno de profesión, sostuvo relaciones sexuales con 1.001 hombres en una sola sesión. “Otro record que sólo le importa a ella y a Milo… y a unos 1.001 desconocidos”.

Esta maratón erótica no es la primera en su tipo, ya ha tenido, si no estoy mal, a por lo menos 5 antecesoras que han ido superándose una a la otra. La señora Daye, decidió batir la última marca, que estaba en 919, y elevarla a la significativa cifra de 1.001 hombres. ¿Qué necesitará la mujer que a partir de ahora intente derrocar a la actual campeona? Primero que todo, no ser de las que le ponen mucho pereque a besar en la primera cita. Segundo, tampoco demostrar prejuicios frente al sexo sin amor. Tercero, preferiblemente debe gustarle el sexo. Cuarto, es imprescindible que sea de las que se ponen altas metas en la vida.

Reflexionemos además sobre la complejidad del reto, para que se lo piense muy bien la próxima aspirante al titulo. Nuestra maratónica protagonista desarrolló su record de la siguiente manera: 1.001 hombres en 15 horas, con un descanso de 10 minutos entre cada hora. ¡Un momento! Aquí hay algo que no cuadra del todo bien. Hagamos los respectivos cálculos: 15 horas x 60 minutos, nos da 900 minutos. 10 minutos de descanso por hora son 150, que se le restan a los 900 dejando tan sólo 750 minutos útiles. Esos 750 los multiplicamos por 60 segundos, para un total de 45.000 segundos, que divididos entre los 1.001 hombres da como resultado 44,9 (según la calculadora, y ella sabe lo que hace). Eso significa que cada hombre tan sólo pudo estar con ella durante 45 segundos. ¡Al fin les hallamos un buen uso a las matemáticas!

¡Pero qué decepción! Visto de esta forma el reto en realidad no es tan admirable. La señora Daye ha pasado de ser una super tiradora, a convertirse en una simple calienta huevos. 45 segundos es casi el tiempo que requiero para ponerme el condón. Claro está que, en honor a la triste realidad, hay hombres para los que soportar los 45 segundos puede ser un reto tan difícil como el de estar con 1.001 personas. De todas formas, el dato acaba de alivianar la complejidad de la prueba, porque la mujer dispuesta a hacerle frente ya sabe que es como se dice popularmente: “la puntica no más”.

Pero señorita, tú que estás absorta en la lectura, si la idea te seduce, ten en cuenta los siguientes detalles: Primero, para llevar a feliz término una empresa como ésta, es necesario que cuentes con tanto apoyo como el recibido por Erin Daye. ¿A que no adivinas quién fue la persona que más la alentó en el proceso? Respuesta: Su propio esposo. Eso es amor del bueno. Él estuvo como un marido fiel alentándola, antes, y durante la prueba. Me parece ver a ese abnegado hombre coreando desde la tribuna: “¡Se vive, se siente, mi esposa sí que puede!”. Qué cuadro tan conmovedor debió ser verlo allí gritando la llegada de cada hombre como si fuera un gol: “¡síííííí, 819, vamos por el otro mija, animo, si pudo lo mucho puede lo poco!”. Y en esos momentos, seguro que volteaba a mirar a la persona a su lado y le decía con orgullo: “¡esa es mi mujer!”. Eso sí, no consigo imaginar qué figura tenía la bandera que debió agitar durante todo el evento.

Segundo dato de interés para que consigas el triunfo. Incorpora a por lo menos una personalidad reconocida que incremente la curiosidad del público por la prueba. En el caso de Erin Daye, contó con Daniel Gómez de Culla, candidato a la alcaldía de la ciudad de Burgos en España por el partido Izquierda Republicana, esto por supuesto, también sirvió de publicidad para el político en su campaña, de quien a partir de ahora se podrá decir cualquier cosa, excepto que no se junta con el pueblo. (Dato adicional, el hombre quedó tan conmovido que le escribió un poema a esta diosa, se titula: “Las mil y una picaflor para Erin Daye”, si quieren búsquenlo en google para que después no digan que invento vainas).

Tercero y no menos importante. La gente suele valorar mucho más las cosas por las cuales paga. Erin, conciente de ello, cobró la módica suma de 50 euros a cada hombre que quiso participar del jolgorio, y ahí se vieron los buenos resultados: la fila para entrar en Erin Daye, fue más larga que la de gente para entrar a la embajada americana.

Así pues, mi querida aspirante al titulo mundial de devoradora, te deseo la mejor de las suertes, y recuerda: “el que ríe de ultimo… no es consiente de que antes de él van otros mil”.