lunes, 27 de junio de 2011

RIVER PLATE, LOS GRANDES TAMBIÉN LLORAN

                                         (HUMOR)




Los mayas anunciaron el final del mundo para el 2012, y todo parece indicar que la profecía ha de cumplirse, pues el poderoso River Plate descendió a la B, y para los entendidos del futbol, eso es augurio del apocalipsis. El encargado de darle la estocada final fue el Belgrano de Córdoba, un equipo humilde que a partir de ahora tendrá con qué chicanear: “No somos de los que llegan a las finales, pero sí de los que joden a los grandes”, dirán con orgullo sus hinchas durante generaciones. Puesto en proporciones históricas, es como si el Real Cartagena goleara al Manchester United.

Una vez terminado este partido lapidario, la fanaticada del River se dejó venir con toda, hubo heridos por doquier, disturbios dignos del bogotazo, fueron necesarios 2.200 policías para contener la ira de los dolidos hinchas. Eso demuestra que Colombia cohabita en mayor armonía con la derrota, por ejemplo, el Atlético Bucaramanga descendió y no vimos una horda de santandereanos arrechos acabando con todo.

El River, también conocido como “Los Millonarios”, nos pone a reflexionar sobre el peligro de darle dicho calificativo a un equipo, bien sea por nombre oficial, o por apodo, pues los dos “Millonarios” que conocemos están más arruinados que inversionista de DMG. Veamos los casos: Nuestro Millonarios colombiano, por ejemplo, tuvo que optar por darles acciones a sus propios hinchas, y para uno estar dispuesto a tener por socios a la crema y nata de los comandos azules, es porque está un tantin necesitado. Y como si aquello no fuera suficiente, meten en su junta directiva a Nohemí Sanín. “¿¡Nohemí Sanín?! ¿La misma del comercial donde nombraba a toda esa gente que no votó por ella?” Sí señores, la misma, la que en urnas escasamente cuenta con el prestigio de haberle ganado una consulta interna a Andrés Felipe Arias, lo cual es como jactarse de ganarle un test de cultura general a la recordada Señorita Antioquia. Y rematando el peligro de llamarse Millonarios, tenemos que el River viene en la peor de sus rachas económicas, están tan pobres que la sociedad protectora de animales optó por quitarles la mascota para que no aguantara hambre.

Es así que el River se despide de la primera división haciendo honor a su estadio, pues se va dejando en sus seguidores una decepción Monumental. Pero como siempre, el dolor de unos, es la dicha de otros, pues cuentan las malas lenguas que Maradona estuvo a punto de salir a correr desnudo por el obelisco como parte de una celebración que tiene reprimida desde el mundial. No lo hizo porque le dijeron que por esos lados andaba Batistuta, y como cada que se ven se saludan de beso, le pareció que hacerlo en bola podría verse ya muy comprometedor.

Esos son los ires y venires del futbol, no hay campeón que dure cien años ni liga que lo soporte. Así que no os preocupéis amigo river platense, quizás yo no sea maya, pero también hago predicciones, y auguro que muy pronto estarán de nuevo en la A. Y hablando de los mayas, como empecé este post citando su apocalíptica predicción, no quiero despedirme dejando en sus corazones el temor infundado por lo que pudiera parecer la confirmación del fin del mundo; así es que enumeraré a continuación unas sorpresas más que tendrían que presentarse en materia futbolística para que ahí sí pensáramos en el Armagedón:

Para que el mundo de verdad se acabara, Messi tendría que aprender lo que es vivir con un salario mínimo.

Los narradores colombianos tendrían que transmitir un partido sin gritar ni una vez.

Guatemala tendría que clasificar al mundial.

El Chigüiro Benítez tendría que lanzar un calendario erótico.

Las porristas del Atlético Nacional tendrían que ser feas.

David Beckham tendría que verse horrible en una foto. (Eso, por lo menos para ellas sería el fin del mundo).

Uno tendría que ir a un estadio y salir sin haber escuchado un solo hijueputazo. (Cosa imposible, incluso para un sordo, porque en el estadio se lo hacen oír como sea).

Y Millonarios tendría que volver a ser campeón. (¡Ojo!, no estoy diciendo que no pueda suceder, es más, sé que pasará, sólo que cuando por fin ocurra, al otro día cae el meteorito).