miércoles, 28 de marzo de 2012

GATO POR LIEBRE

(HUMOR)



Son muchos los chistes que se hacen en las redes sociales acerca de Amparo Grisales y su edad. Personalmente he resistido la tentación de sumarme a ellos porque no hallo factor de burla en la edad de una persona, pues inevitablemente todos hemos de llegar a ella, o por lo menos eso esperamos. Lo que sí se me antoja risible, es la negación a aceptar su condición de adultez extrema. Tanto se aferra a la idea de la veinteañez lejana, que tengo entendido duerme en una lata porque se cree una sardina.

Ejemplo de su obsesión, es el problema presentado con Revertrex, producto del que es su actual imagen. Un suplemento vitamínico al que el Invima señala de ser ofrecido mediante publicidad engañosa, pues acompaña imágenes de la diva con promesas de ser fuente de la eterna juventud. ¿Fuente de la eterna juventud? No fue capaz de encontrarla Indiana Jones seguro iba a hacerlo Amparo Grisales.

Cabe recalcar que, el Invima aclara: “Revretrex es un dietario que no ofrece ningún riesgo para la salud”, tan sólo están exigiendo a Intermarketing Express, empresa importadora del producto, ajustar a la normatividad sanitaria vigente toda la publicidad y etiquetas con las que se comercializa, no es más. Obvio, de estas pequeñas infracciones es inocente la Grisales, ella tan sólo está haciendo su trabajo como imagen de la marca. Así pues, esta no es una crítica, ni al producto, ni a doña Amparito. Disculpen si le digo doña, pero por más buena que esté, soy incapaz de no tratar de doña a una señora de su edad. El verdadero blanco de éste articulo, es aquella picara tirana que nos asalta a diario: la publicidad engañosa.

El reinado de la publicidad engañosa lo ostentan las mujeres. Tranquilas, no se ofendan que no son todas. Pero es publicidad engañosa cuando uno sale del bar con una mujer espectacular, digna de portada de los 14 cañonazos bailables, para encontrarse luego en el motel con una masa amorfa que tras quitarse la faja deja caer toda su fisionomía al suelo.

Los siguientes en el ranking, son los productos de tele ventas, no alguno en particular, sino el concepto general, pues la mayoría rematan sus anuncios señalando que, en caso de no vernos satisfechos con el artículo adquirido, nos garantizan la devolución total de nuestro dinero. Si eso fuera cierto, no tendría tantos amigos con supuestos mecanismos adelgazantes apiñados bajo la cama. Jamás me ha tocado el primero que me diga: “Ivancho, camine y nos tomamos algo con la plata que me devolvieron del Hyper termo faja reductor 3600HK”.

Otros reyes de la publicidad engañosa, son por supuesto, los bancos. Nos atraen con comerciales que de manera épica invitan a creer que los sueños sí pueden hacerse realidad. Pero no sé si ellos creen que el sueño promedio de un colombiano es decir emocionado: “¡¡¡Síííí, me están cobrando tremendos intereses, voy a terminar pagando 3 veces el valor de la casa durante 40 años!!!”

 Y si de engaños publicitarios se trata, no podemos dejar de lado a los políticos. Es tanto lo que ofrecen en campaña y tan solo superado por lo que incumplen ya posesionados, que yo propongo, a cada concejal, senador, alcalde, gobernador y presidente electo, apadrinarle con una persona cuya única función sea vivir susurrándole al oído: “¿Se acuerda que usted prometió esto? ¿Recuerda haber jurado no hacer aquello?” etc, etc.

Pero por mucho que nos quejemos, no queda más remedio que creer en ella, la publicidad; la única capaz de sugerirnos lo que considera mejor para nosotros. En ese honesto orden de ideas, les sugiero no dudar jamás, por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia, y creer ciegamente, en el cartel teatral que anuncie: “¡Venga a ver a Iván Marín, reirá de principio a fin!”