(HUMOR)
Asobancaria arrojó una interesante lista de motivos que tienen los
colombianos para quejarse de los servicios prestados por los bancos. Quizá no
pertenezco a la
Superintendencia Financiera , pero ostento en mi currículum vítae, una considerable
cantidad de años como usuario bancario, razón que me faculta para llamar la atención
sobre algunos detalles que pudieron pasar por alto en dicho listado.
La mayoría de personas que vamos a un banco desconocemos conceptos
como CDT, UVR, DTF, PYME, ETC… Por lo tanto, nuestros reclamos se limitan casi
exclusivamente al tiempo que permanecemos en el espacio donde los hombres hacen
sus transición del cordero al lobo; a la estructura física que nos muestra
constantemente lo cerca que estamos de cederle los correctos cánones de
conducta al Osama Bin Laden que llevamos dentro; ese purgatorio en tierra
conocido como: ‘La fila’. No hay santo sobre la faz de la tierra que haya
podido mantener su cordura en una fila, las páginas mismas de la Biblia no contarían con el
santo Job entre sus personajes a emular, si la siguiente prueba impuesta al
pobre hombre hubiese consistido en permanecer de pie, en medio de dos individuos
con los que sólo tenemos en común el encontrarnos allí contra nuestra voluntad.
Por eso, para prevenir reacciones violentas de los clientes, los bancos
deberían evitar las filas y los detonantes que a enumerar se sabe son:
1.
Las taquillas fuera de servicio: No hay
detonante más eficaz para un asesino en potencia que encontrarse en medio de
una fila estática, y observar que, de 10 taquillas dispuestas para su atención,
solamente dos están en servicio. Ahora bien, si éstas estuvieran vacías, la reacción
sería de una curiosa inquietud y planteamientos hipotéticos sobre el menester
que podría estar ocupando a los ausentes; sentimiento muy distante del que nos
inunda cuando advertimos que en dichos cubículos inutilizados sí hay empleados
del banco, pero departiendo completamente ajenos a las miradas amenazantes de
los clientes, que de buena gana iniciarían los tramites requeridos para
acceder, más que a un derecho de petición, a un grito y pataleo contra el
cajero.
2.
El mensajero: Está comprobado. No hay
personaje más aborrecido en un banco por los demás clientes que el mensajero, quien protegido
únicamente por su chaleco reflectivo, se atreve a entrar carpeta en mano y
hacer todas las vueltas de su empresa. Hasta el día de hoy no se conocen
consecuencias trágicas para este tipo de detonantes, pero estamos seguros de
que el día en que las únicas dos taquillas que funcionen se vean acaparadas por
dos mensajeros, el desastre estará a las puertas.
3.
El Brinks man: Si bien el guardia de la Brinks no amenaza
directamente nuestra paciencia, si hiere profundamente nuestro orgullo. Cuál
vaqueros del oeste uniformados, estos sujetos ingresan al banco revolver en
mano y dan un mensaje claro a la distinguida clientela: ‘No respondemos por el
que respire bruscamente’. Después de lanzar miradas amenazantes por cinco minutos,
salen escoltándose entre sí, y lanzando un último mensaje con su mirada… “Hasta
la vista Babys”.
4.
El ‘colado’ amigable: En la mente de una
persona que tiene por costumbre colarse en las filas, hay una premisa arraigada
muy profundamente en su personalidad: “Cuélate en una fila y serás más importante
que cualquiera de la misma”. Cuando un intruso en potencia detecta en la fila
una persona de la que escasamente conoce el nombre, como aquel con quien
compartió pupitre en la guardería, irrumpe en la estructura de manera violenta,
y con una sonrisa macabra profiere la frase: “Entonces qué, tiempo sin verte”.
La víctima en cuestión, al ser abordada de tan sorpresiva forma, no tiene la
capacidad de reacción necesaria y solo asiente con resignación, mientras los
demás condenados a la fila tenemos que permitir el agravio, y aceptar los cinco
minutos más de tortura que significa la llegada del maldito coladillo hijo de
su benemérita madrecilla.
Amigo usuario, si se identifica con lo aquí expuesto únase a ésta
causa, expresemos nuestra inconformidad dando uso al siempre ignorado buzón de
sugerencias, eso sí, seguramente seremos tantos, que para poder depositar el reclamo,
tendremos que hacer fila.